La Merced, un barrio sumido en la inseguridad y la inmundicia

\"\"• Un proyecto en manos del IPN que el gobierno del DF no impulsa• La prostitución, una cotidiana imagen de la zona• Más de 25 familias habitan inmuebles en condiciones de riesgo

Por Óscar Hernández H.

México, D. F. 09 de febrero de 2007.- Por las mañanas empuja un carrito con alimentos en su interior. Va por las calles, gritando, invitando a los conocidos a probar y a los clientes tradicionales, pues le lleva el desayuno hasta su changarro.

La gente del barrio ya lo conoce, al igual que a su padre o sus hermanos, quienes en parejas salen muy temprano ya con las provisiones listas para ser servidas en platos de cartón y con cubiertos de plástico.

Él, dice, se levanta más tarde que su papá, quien desde las 4 de la mañana, junto con su madre, se dan a la tarea de preparar la comida, que en parte ya está lista desde la noche anterior.

Tiene siete hermanos, parte de ellos le dan a la chamba, que comienza, muy temprano, pero también termina al filo del medio día, cuando Javier se prepara para realizar sus tareas escolares y emprender más tarde su camino hacia su centro de estudios.

“Vivo en la Merced, mis padres siempre han sido comerciantes. Ellos me enseñaron a trabajar duro y, la verdad, es que si no le entro, pues no estudio o no como. De ahí saco dinero para mi colegiatura”.

Y sí, es que Javier asiste a una escuela profesional: creció, como dice aquella vieja canción, en medio del bullicio y de la falsa sociedad. “Me gusta la banda, la ranchera, la música popular y no me da pena confesarlo. Mi papá siempre ha escuchado esa música y yo, pues, la oigo y me gusta mucho”

Un día alguien, en el salón de clases le preguntó y qué te ha dejado la Escuela y Javier no dudó en la respuesta: “me ha dejado… mmm… ¡sin dinero!, para empezar, pero la verdad es que me gusta mucho estar aquí. Creo que algún día me dedicaré a esto. Estudia periodismo.

Narra como es que todos los días tiene que trabajar duro, ayudar a sus hermanos, porque luego, agrega, “me dejan sin lana, tengo que darles para su escuela y pues me dejan sin un quinto, pero ahí la llevo”.

La vida en la Merced no es fácil, más si consideramos que es uno de los barrios más populares de la Ciudad de México; una zona ubicada en el centro capitalino, comprendida entre las calles Corregidora, Jesús María, Fray Servando y la avenida Anillo de Circunvalación, lugar que alberga a vendedores ambulantes, 800 familias que sobreviven en extrema pobreza, y un gran patrimonio cultural[1].\"\"

La Merced ha sufrido grandes cambios en los últimos 25 años, adolece de un deterioro sistemático por el despoblamiento de inmuebles, la pérdida progresiva de vivienda de alquiler, y los cambios en los usos del suelo que favorecen a comercios, oficinas y bodegas; además de la permanencia del comercio en vía pública, la inseguridad, la iluminación escasa y el deficiente servicio de limpia. Por si fuera poco, a ello se suman las operaciones de carga y descarga de mercancías, así como el incremento de la contaminación debido a la ausencia de áreas verdes.


En la actualidad, el barrio tiene una población superior a las 25 mil personas, que habitan en cerca de 5 mil 942 viviendas, muchas de ellas en condiciones de alto riesgo, lo que plantea la necesidad de una regeneración del área capaz de detener el proceso de deterioro y fomente al máximo sus potencialidades para recuperar el patrimonio que ahí se encuentra, así como ofrecer un espacio con mejor calidad de vida para sus habitantes, usuarios y visitantes.

El Gobierno capitalino inició desde 1988 un proyecto de regeneración a través del Fideicomiso del Centro Histórico de la Ciudad de México (FCHCM), mismo que encomendó al Instituto Politécnico Nacional un estudio en la zona.

Los investigadores politécnicos se dieron a la tarea de la evaluación y determinaron que era necesario el “rescate de la centralidad que persigue establecer las condiciones necesarias de habitabilidad, la rehabilitación de la imagen urbana, la recuperación colectiva del espacio público y el rescate del parque patrimonial.

“En lo referente a la regeneración habitacional, se tienen como objetivos la ampliación de la oferta de vivienda; el rescate del uso habitacional en edificaciones patrimoniales; la intervención emergente a inmuebles de alto riesgo y la construcción de vivienda nueva en lotes baldíos y edificios ruinosos.

“En cuanto al desarrollo económico se pretende apoyar a las actividades vinculadas al turismo, al desarrollo de las micro y pequeñas empresas, así como al reordenamiento y regulación del comercio en vía pública. Y respecto al desarrollo social se aplicarán, principalmente, programas de atención a grupos vulnerables; rehabilitación de equipamiento y servicios para la salud y educación”.

El proyecto ahí está, pero las condiciones de vida siguen siendo las mismas. La prostitución sigue privando en las calles aledañas al famoso Mercado de la Merced, ahí aun lado de donde se ubicara el Convento del mismo nombre, calles que Javier, sus hermanos y sus padres recorren día con día con sus carritos llenos de comida para saciar el hambre de vendedores comerciantes, bodegueros y hasta de policías, agentes y periodistas, que en días de grandes eventos en la sede de la Cámara de Diputados, en el Palacio Legislativo, se dan cita en la zona.

Este pasado 2 de febrero, día de la Candelaria, Javier se encontraba en la escuela, desvelado, cansado, porque, ahora sí tuvo que levantarse junto con sus padres a las cuatro de la mañana para la organización y distribución de los 800 tamales que les fueron encargados para los festejos de ese singular día.

El reto para las autoridades capitalinas sigue siendo el rescate de la zona, que en tiempos de la conquista cobró especial importancia, porque dicen que fue ahí donde se centró la actividad de la Gran Tenochtitlan.


[1] Investigación y Desarrollo ID (periodismo de Ciencia y Tecnología) (http://www.invdes.com.mx/anteriores/Julio2000/htm/merced.html)

One thought on “La Merced, un barrio sumido en la inseguridad y la inmundicia

  1. Qué tal colega, sigo puntualmente su blog. Pues sí, tanto este como muchos otros barrios del Centro Histórico necesitan urgentemente un mega zarpazo de tigre, y un proyecto integral para que luzcan mejor, sean sustentables, ecológicos y “vivibles”.El problema es que en una ciudad tan enorme en el que la previsión y planeación urbana en el pasado fue escasa, las necesidades de remoción son muchas y las prioridades del GDF, otras. Seguro que requiere de su buen dinero, pero seguro que también requiere e mantenimiento y de cooperación vecinal. Los problemas de la ciudad se agravan ante la falta de consensos, y de que privan los intereses de uno sobre los colectivos, nadie cede hasta que el de junto “ceda primero”, -Por qué me corres a mí y no a los de paraderos de micro. Si yo quito mi puesto, que también se quite el de los tamales, etc. Buena la historia de esta familia.M. Marquez

Deja un comentario