SÃndrome de Estocolmo se refiere a la extraña y chocante conducta que muestran algunos secuestrados respecto a sus secuestradores, con quienes parecen haber establecidos lazos emocionales positivos. Â
No obstante, esta sorprendente conducta afectiva de la vÃctima con respecto al agresor puede darse en otros escenarios y otras relaciones abusivas de poder/sumisión.
El tÃtulo (propuesto por el psicólogo Nils Bejerot) deriva del asalto de un banco, con toma de rehenes, que tuvo lugar en Estocolmo, en el barrio de Normalmstrong, el 23 de Agosto del año 1973. Â
Dos delincuentes (uno de ellos Jan Olsson, escapado de prisión y el otro, Clark Olofsson) entraron armados en el banco, amenazaron a los empleados y retuvieron, en una pequeña habitación, a tres mujeres y un hombre, a cuyos cuerpos amarraron cargas de dinamita, durante las siguientes 131 horas, hasta el rescate que tuvo lugar el 28 de Agosto.
Lo llamativo del caso es que tras su liberación por la policÃa (después de difÃciles negociaciones con los secuestradores en las que intervino personalmente el entonces primer ministro sueco Olof Palme) dos rehenes mostraron una actitud más que comprensiva con los asaltantes, con los que habÃan establecido lazos emocionales, a pesar de haber sido amenazados y maltratados.
Casos Representativos de este sÃndrome, son el de Natascha Kampusch, quien logró fugarse luego se ser secuestrada, en Viena, en marzo de 1998, por Wolfgang Priklopil, un técnico de comunicaciones, cuando la niña tenÃa sólo 10 años, en el camino hacia su colegio, y encerrada en un zulo subterráneo de cinco metros cuadrados durante los últimos ocho años. En su presentación pública, Natascha llamó la atención por sus declaraciones a favor de su secuestrador, quien ya se habÃa suicidado.El otro, quizá el más famosos, es el de Patricia Hearts; se refiere a lo sucedido en la década de los 70 en Estados Unidos, cuando la hija del empresario de medios de comunicación, Randolph William Hearts, fue secuestrada por el Ejército Simbionés de Liberación, grupo extremista de izquierda que operó en aquel paÃs.
Después del pago del rescate, Patricia se unió al grupo extremista y participó en operativos armados, asaltos y atentados con bombas.
Luego ella fue arrestada y argumentó en su juicio que habÃa sido obligada. Finalmente fue condenada a más de veinte años de prisión pero salió al poco tiempo en libertadSicólogos, antropólogos y politólogos han empezado a usar en las últimas décadas lo que en cÃrculos cientÃficos se conoce como el «SÃndrome de Estocolmo» para explicarse este tipo de fenómenos. Según esta tesis, los rehenes se identifican con sus captores y los apoyan por temor, aunque en lo Ãntimo de sus conciencias no sea asÃ. Los analistas consideran que el sÃndrome de Estocolmo se asemeja al sÃndrome de mujeres apaleadas (Battered Women Syndrome, BWS). Mientras más injusto y agresivo se vuelve el marido contra su mujer, más «leal» y sumisa se vuelve ésta. Los estudiosos del tema consideran que el temor al abandono y desamparo económico, especialmente entre mujeres pobres, sin oficio ni apoyo familiar propio, es el factor que explica este sÃndrome. Parte de la población venezolana parece estar sufriendo del sÃndrome de Estocolmo, ya que a pesar de tener virtualmente secuestrados todos sus derechos, ha podido desarrollar un grado de lealtad y simpatÃa respecto a sus secuestradores: Chávez y sus seguidores. Â
Otra parte de la población, por una simple razón de supervivencia, ha adoptado una actitud pragmática frente al paulatino secuestro de la democracia: su corazón esta con la oposición, pero su bolsillo es chavista. Â
Esta situación psicológica en la que, dentro de una violenta relación de poder y de sumisión, el individuo que ha sido sometido a la situación de abuso, al ser liberado, muestra una cierta afección por aquel que le ha dominado con violencia, es la que se ha convertido en  el SÃndrome de Estocolmo.
Las situaciones de abuso en las que puede producirse, en principio, la respuesta emocional del SÃndrome de Estocolmo son, entre otras, las siguientes:
– Abuso infantil
– Mujeres maltratadas
– Prisioneros de guerra
– Miembros de sectas (*)
– VÃctimas de un incesto
– Rehenes
– Prisioneros en campos de concentración
(*) El famoso caso de Patricia Hearts, hija del multimillonario estadounidense, que fue secuestrada en su casa, encerrada y sometida a presión fÃsica, psicológica y sexual, y convertida por sus secuestradores en miembro activo de un autodenominado Ejército Simbiótico de Liberación (SLA), hasta participar en sus asaltos.
La respuesta emocional positiva hacia el agresor, tras la rotura de la relación de poder/sumisión, caracterÃstica del SÃndrome de Estocolmo, ha sido interpretada como una estrategia diseñada por la vÃctima elegida como la mejor opción para sobrevivir.
En el SÃndrome de Estocolmo se demuestran varios de los siguientes sÃntomas o conductas en la vÃctima:
1. Sentimientos positivos de la vÃctima respecto al agresor.
2. Sentimientos negativos de la vÃctima respecto a la familia, los amigos o las autoridades que tratan de liberarla o de ayudarla tras la liberación.
3. Apoyo de la vÃctima a la conducta y a las declaraciones de los agresores.
4. Sentimientos positivos del agresor respecto a la vÃctima.
5. Apoyo de la vÃctima al agresor.
6. Incapacidad de la vÃctima de implicarse en acciones que puedan ayudar a su liberación.
Se ha demostrado que existen cuatro situaciones que, cuando están presentes suelen potenciar el desarrollo de un SÃndrome de Estocolmo:
1. La presencia o la percepción de una amenaza fÃsica o psicológica y la creencia de que el secuestrador llevarÃa a cabo la amenaza.
2. La presencia o la percepción de un pequeño detalle de amabilidad en la conducta del agresor respecto a la vÃctima (\”no es tan malo como parece\”).
3. La vÃctima no ve otras perspectivas que someterse al dominio del secuestrador.
4. La vÃctima llega a la conclusión que es incapaz de escapar del dominio del agresor.