(Foto tomada de Turiguide)
Hace poco menos de un año, doce expertos del INBA, apoyados por urbanistas, arquitectos y la delegación Benito Juárez, desmontaron del Teatro de los Insurgentes, el mural La Historia del Teatro que Diego Rivera pintó en 1953; desde entonces los especialistas trabajan en su restauración, que implica la limpieza de cuadro por cuadro, mosaico por mosaico y la reparación de pequeños fragmentos, que permitirá que esta obra permanezca en su sitio, como desde su origen, por cien años más, por lo menos, para el deleite de los contemporáneos.
A partir de enero, la obra regresará nuevamente a su sitio en la marquesina de dicho centro de espectáculos, luego de que los responsables de su restauración, los integrantes del Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio ArtÃstico Mueble (Cencopram) la hayan montado, para durante tres meses más darle los toques finales de ajuste y quede para su exhibición.
LucÃa GarcÃa Noriega, coordinadora de los trabajos, explicó que se lleva el 87 por ciento de restauración de la obra de Diego Rivera, que mide 47.2 por 11.5 metros, y pesa 264 toneladas; \”sólo falta reconstruir siete de las 670 placas que la integran, asà como restaurar parcialmente otras 52\”.
\”La obra quedará completada luego de que sean limpiados otros 60 metros cuadrados del mural, que serán trabajados \”in situ\”, mientras que en el taller ubicado en la popular colonia Guerrero, unos 12 especialistas trabajan en las diferentes placas sobre las que fue trabajado por Rivera, con más de 250 tonalidades de mosaico\”. (El Universal)
En esta obra, en la que la figura central es Mario Moreno Cantinflas, aparecen además los rostros de caudillos mexicanos como Emiliano Zapata, Miguel Hidalgo y Benito Juárez, asà como los emperadores Maximiliano de Hamsburgo y su esposa Carlota; fue trabajada por Rivera a lo largo de poco más de un año.
(Foto tomada el sitio Oficial del Teatro de los Insurgentes)
El mural, fue encargado por don José MarÃa Dávila, dueño del inmueble en ese entonces, a Diego Rivera, quien le cobró 200 mil pesos por la obra que tituló \”La Historia del Teatro\”, con la finalidad de representar la historia del teatro y en su recuperación han sido invertidos, tan sólo en la adquisición de los diferentes tonos de mosaicos, alrededor de un cuarto de millón de pesos, pues cada una de las placas puede llegar a estar conformada por entre tres mil 600 y tres mil 700 fragmentos.
\”El espacio en que tenÃa que pintar comprendÃa toda la fachada principal del teatro que daba a la agitada avenida de Los Insurgentes. El problema plástico era extremadamente desafiante, por que la superficie era curva en la parte alta y convexa y la mayor parte de la gente que habrÃa de ver el mural lo verÃa al pasar rápidamente en automóviles o autobuses.
\”Para establecer de inmediato el tema del mural, y el propósito del edificio, pinté en la parte baja del centro una gran cabeza enmascarada con dos manos femeninas enfundadas en delicados guantes de noche, hechos de encaje. Cubrà el resto de la superficie con escenas de obras de teatro que reflejan la historia de México desde la Colonia hasta el presente, convergiendo en el centro superior en un retrato de Cantinflas, el genio mexicano de la farsa popular, pidiendo dinero a los ricos y dándoselo a los pobres, como en realidad hace\”, dirÃa Diego Rivera cuando fue interrogado sobre el mural. (Sitio del Teatro de los Insurgentes)
La pieza pertenece al teatro, propiedad de los Galindo, asociados a Televisa, que ha cubierto los gastos de restauración de la obra, en ocasión del cincuentenario del muralista mexicano, quien fuera esposo de la artista Frida Kahlo.
La Historia del Teatro destaca por la variación de tonalidades empleadas por el artistas para otorgar rasgos de volumen y sombras a las figuras representadas, además de que fue elaborado de forma cóncava para que pudiera ser recorrido por la vista de manera dinámica.
Diego trabajando en el mural.
(Foto: sitio oficial del Teatro de los Insurgentes)
Para su restauración, se trabajó a través de los ejes que arrancaron de la parte inferior a la parte superior, utilizando los mismos mosaicos venecianos y bizantinos que fueron adquiridos con el mismo fabricante de Cuernavaca, Morelos (Kolorines) donde Rivera los adquirió.
El trabajo de gabinete ha llevado unos 10 meses (sin incluir el desmontaje de la pieza), e incluyó la limpieza total de las placas, asà como la elaboración de un registro de la pérdida de \”pedacitos\” de mosaico que se extraviaron con el paso del tiempo.
GarcÃa Noriega indicó que
\”Estamos a punto de terminar, la obra quedará totalmente restaurada el último dÃa de octubre y esperamos que en enero (de 2008) sean instaladas nuevamente las placas en el lugar\” con lo que la obra podrÃa mostrar su esplendor alrededor de 100 años más\”.
El coordinador técnico de la obra, Ãngel Perea, detalló que las diferencias entre los mosaicos bizantinos y los venecianos empleados, son que el primero es adquirido en fragmentos más grandes de los que se sacan pequeñas teselas con distintas herramientas, mientras que el segundo tiene un formato de dos por dos o de uno por un centÃmetro.
Las partes más afectadas, refirió, son las esquinas de cada una de las placas, debido al choque de ellas entre sÃ, además de que se registraron algunas fisuras por el intemperismo en el que se encuentra el mural cóncavo, ubicado como fachada del Teatro Insurgentes, sobre la avenida del mismo nombre.
Arturo Ventura, quien también trabaja en la obra, señaló por su parte que cuando a Diego se le encargó la obra, estudió todas las técnicas artÃsticas que perduran más a la intemperie, decidiéndose por la del mosaico, después de realizar el del Cárcamo en Chapultepec y RÃo Juchitan, en Cuernavaca.
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