(El País).- Cada segundo que pasa, el Ejército tiene más poder en México. Todo el mundo sabe -el presidente, Felipe Calderón, el primero- que sin el Ejército hubiera sido imposible emprender y mantener la actual guerra contra el narcotráfico. Primero, porque buena parte de los 1.600 cuerpos policiales del país estaban infiltrados o directamente comprados por el crimen organizado. Segundo, porque la única manera de construir una policía federal a marchas forzadas es surtiéndola -por arriba y por abajo- de militares.