Matan a diez jóvenes estudiantes, entre ellos dos mujeres embarazadas

Eran jóvenes, varios niños, apena iniciaban su paso por la vida, pero una turba de delincuentes, narcotraficantes dicen quienes conocen su actuar, les cortaron esa posibilidad de seguir en el camino por alcanzar sus anhelos, sus proyecciones, sus ilusiones. Incluso dos de ellas, gestaban a su vez nuevas generaciones de seres, pero ellos ni tiempo tuvieron de ver la luz del día.

Dicen que presuntos narcotraficantes que operan retenes en el municipio serrano de Pueblo Nuevo en Durango vieron a llegar a una camioneta, en la cual iban por lo menos diez estudiantes, quizá de primaria y secundaria; les marcaron el alto, pero ante el temor de ver armas largas y gente encapuchada, quien conducía la unidad no quiso detenerse, en un intento por salvar la vida de los muchachos.

Pero, como dijeran, “el tiro le salió por la culata”, dado que los delincuentes, afectos a sus origen, comenzaron a disparar sus armas contra el vehículo en movimiento, los pequeños comenzaron a caer uno a uno, víctimas de los impactos de bala. Para asegurarse que su osadía no fallara, lanzaron varias granadas de fragmentación, las cuales, provocaron aún mayor daño en entre los objetivos.

Hablamos de Yesenia Sarabia Mancinas, de ocho años; su hermana Juana Francisca, de 15; Érika Ortega Rueda, de 11 años y sus hermanos Margarita, de 13; Iván, de 17, y Yolanda, de 19; además Carlos Ramírez Lyva, de 15; Sergio González Leyva, de 16, y los hermanos Lázaro y Pedro Leyva Cabrera, de 19 y 21, respectivamente, todos originarios del poblado El Aval, Pueblo Nuevo. Extraoficialmente dos de las jóvenes estaban embarazadas.

Todos ellos, iban rumbo a la localidad de Los Naranjos; era día de cobro de los apoyos que les otorga para sus estudios el Gobierno Federal, dentro del programa Oprtunidades, eran jóvenes, niños, niñas, de familias de escasos recursos, en condición extrema de pobreza, según se puede desprender de este hecho y de las características de dicho programa federal. Nada tenían que ver con hechos delictivos, pero cometieron el delito de transitar por la vía equivocada y toparse con un puñado de delincuentes, que lo que menos le importa es la vida de la sociedad civil. Ese fue su delito.

Por si nos importara, el hecho ocurrió ayer a las 14:20 horas. El ataque se dio siete kilómetros antes de que los menores y los jóvenes llegaran a Los Naranjos.

Las autoridades saben que en esa municipalidad serrana, desde hace más de dos años operan retenes controlados por integrantes de células ligadas con el narcotráfico, quienes inspeccionan a las personas que viajan por los caminos, ubicados en zonas alejadas de la cabecera municipal de Pueblo Nuevo, pero nada hacen para exterminarlos y las víctimas siguen.

Estos sujetos, comentan pobladores de la zona, cuando detienen a quienes pasan por ahí les piden sus aparatos celulares y sus documentos, y después de revisarlos, hacerles preguntas sobre algunos números de su agenda. A muchos los dejan seguir su camino.

En esa demarcación serrana ubicada al sur de esta capital, el año pasado ocurrieron ejecuciones múltiples resultados de enfrentamientos entre grupos de presuntos narcotraficantes, quienes en las refriegas incendiaban con granadas de fragmentación camionetas de modelo reciente.

Un cuñado del presidente municipal de Pueblo Nuevo, el panista Daniel Delgado Meraz, quien era policía municipal, fue ejecutado en esa demarcación hace más de un mes, y su cadáver fue localizado cerca de la presa La Rosilla, ubicada en esa demarcación.

(Con información de Siglo de Durango y Excélsior)