¡Rescatados!

Finalmente los corresponsales de Contralínea Érika Ramírez y David Cilia fueron rescatados de la zona donde se encontraban escondidos de los grupos paramilitares que dos días atrás atentaron contra sus vidas, al igual que la de un grupo organizaciones que recorrían el camino hacia la comunidad autónoma de San Juan Copala, Juxtlahuaca, Oaxaca.

Desde la tarde de ayer, a insistencia del director del semanario, Miguel Badillo, un grupo de operaciones especiales de la policía estatal, inició el operativo de búsqueda de los dos periodistas, más después de que otro par de compañeros de “aventura”, David Venegas y Noé Bautista, lograron “brincar” el cerco paramilitar y notificar que tanto Erika como David se encontraban con vida, pero en riesgo de entregarse, si no eran rescatados, porque se debilitaban por la falta de alimentos y agua.

Fue hasta ya entrada la noche cuando se logró ubicar a los dos reporteros y sacarlos de esa zona de influencia de los paramilitares que han sembrado el terror y la zozobra e impiden que cualquier persona ajena y contraria a ellos entre a la zona.

Tanto Erika, que sólo presenta las huellas de la deshidratación a la carencia de alimentos, como David, que presenta impactos de bala a la altura de la cintura y en el talón de un pie, quedaron internados en un hospital para su atención médica.

Las acciones de rescate de los reporteros de Contralínea se dificultaron, dado que, como dice el subdirector de la revista, José Reyez, y quien se localiza en Juxtlahuaca, “Ya no sabemos ni a quien acudir para que dé una repuesta”.

De acuerdo con Jorge Quezada, el Ejército Mexicano no se encuentra en la zona. Según él, los policías estatales que integran el escuadrón de búsqueda y rescate “toleran” las controversias entre los distintos grupos que dominan San Juan Copala. “Por ello se ha dificultado el rescate”.

La operación de rescate que llevó a cabo por la insistencia de Miguel Badillo, quien formó parte del comando policiaco, al igual que el papa de David Cilia.