Sicarios iban por un custodio de Topo Chico; la mujer muerta era ajena a ello

La balacera se registró en la Plaza Morelos, en pleno centro de la ciudad de Monterrey, a una hora en que hay una gran confluencia de personas; sicarios al servicio del crimen organizado iban por por un custodio del Penal del Topo Chico, quien  sólo resultó herido; los disparos realizados por los delincuentes alcanzaron a una mujer que murió en el instante y a cinco personas más que fueron hospitalizadas para su atención médica. El pánico fue mayor, según información proporcionada por el director de la Agencia Estatal de Investigaciones, Adrián de la Garza.

El funcionario dijo que el cuerpo de quien en vida se llamó Lucila Quintanilla, de 21 años, fue identificado por la madre de la hoy fallecida, quien cometió el error de estar en el lugar y en el momento inadecuados a la hora menos indicada, con el objetivo de hacer algunas compras, lo cual le costó la vida

Según lo que la mujer comentó a las autoridades, su hija estaba hablando por celular con su novio, mientras caminaba por el corredor comercial de la Plaza Morelos. De repente, en la llamada telefónica se escucharon los disparos y minutos después la comunicación se cortó, por lo que el joven volvió a llamarla constantemente, pero ya no recibió respuesta.

Después de varios intentos, el joven, de quien no se proporcionó la identidad, se comunicó con la mamá de su novia, y como la ahora occisa les había manifestado que iría a hacer una compras a la Plaza Morelos, decidieron llegar hasta el lugar.

Con la descripción de las características físicas y de la vestimenta que tenía puesta su hija se logró la identificación, aunque los familiares fueron llevados por agentes de la Policía Ministerial al anfiteatro del Hospital Universitario para realizar oficialmente el trámite.

Adrián de la Garza, titular de la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI), explicó en conferencia de prensa que el celador al que pretendían asesinar los sicarios fue identificado como Onésimo González Rodríguez.

Adrián de la Garza mencionó que las primeras investigaciones arrojan que entre dos y tres sicarios llegaron a la céntrica plaza del corazón de la ciudad de Monterrey, en las calles Benito Juárez y Morelos del centro de la ciudad para intentar matar al celador, quien fue perseguido por los sicarios, quienes sin medir las consecuencias dispararon sus armas en medio de la multitud que en ese momento caminaba por esas arterias y en su carrera hirieron a cinco víctimas inocentes.

El funcionario mencionó que en el lugar de los hechos fueron localizados casquillos de calibre 9 mm y que los testigos refieren que los pistoleros huyeron en una camioneta color negra.