Quiero unirme al homenaje que Canal Once le hace a quien he considerado mi maestro en la televisión. Desde aquel 23 de septiembre en que ingresé a Canal Once en 1973, Don Luis, como le decía, me impulsó a seguir estudiando, en ese entonces en CCH Azcapotzalco.
Cuando en 1975 ingresé a la Escuela Carlos Septién García, fue Don Luis quien me orientó en algunas de mis asignaturas. Todavía guardo un trabajo que sobre Bellas Artes realicé y que precisamente Luis Carbajo me revisó; por supuesto, me valió una muy buena calificación.
Cuando en alguna ocasión pretendieron correrme del Canal Once quienes dirigían el departamento de Noticias, entre ellos Mayté Noriega y uno de los hemanos Sáenz de Miera, nadamás porque también trabajaba para Radio Fórmula y cubría la campaña del candidato priista Miguel de la Madrid Hurtado, Luis Carbajo me acogió en los inicios de su programa Buenos Días.
Ahí, fui el primero de sus reporteros. Salíamos un equipo de cámara, asistente y reportero una vez recibía la primera llamada del público informando sobre algún acontecimiento de interés o cuando no había telefonemas en la primera hora salíamos a la calle a ver que encontrábamos que interesara a los televidentes.
Recuerdo dos: una bronca en Naucalpan entre dos bandas, de la que tuvimos imágenes exclusivas y, por supuesto la entrevista con vecinos del lugar. La otra, frente al Word Trade Center, Hotel de México entonces una motocicleta pasaba a toda velocidad sobre Insurgentes; preguntamos al agente de tránsito que se encontraba presenciando el hecho porque no lo seguían y la respuesta fue: que se mate sólo, nosotros no nos vamos a arriesgar a esa velocidad.
Una vez conseguida la nota -no había transmisión vía microondas- llegábamos al Canal y tal cual pasaba la imagen al aire. eso gustaba mucho; la gente llamaba constantemente para que acudiéramos a cubrir sus notas de interés.
Transcribo la parte correspondiente a su trabajo en Canal Once de la página de la propia televisora, precisamente a nueve años de su muerte. Además pongo la liga para que puedan ver el trabajo completo que realizaron en este homenaje a Don Luis.
La destacada y larga trayectoria de Luis Carbajo en la emisora del IPN se inició, como muchas cosas, por un acto que combina un poco de intuición, voluntad y azar. Un día, en los periódicos apareció una nota que de inmediato alentó a Carbajo: \”Canal Once inicia sus transmisiones el 2 de marzo de 1959 con un transmisor de 5 kilovatios y equipo en blanco y negro para televisión, obtenido por el Ingeniero Alejo Peralta\”. Luis Carbajo no dudó en atender el desplegado, pues tenía la intención de producir y conducir programas de televisión. Se aventuró a pedir trabajo y José Ruiloba, entonces Director del Canal, le dio la oportunidad que esperaba.
Recién ingresado a la estación se desempeñó como locutor de cabina; compartió entonces los micrófonos con José Calzada Casanova, Ricardo Ritz, Javier Berdeja, Horacio Chávez, y luego con la primera locutora de Canal Once, a quien por cierto él contrató: María Elena Ávila.
Los programas de Carbajo
El primer programa que produjo Luis Carbajo en Canal Once fue Mi columna y yo, en 1960. En él se invitaba cada semana a un periodista y platicaban sobre la nota más importante surgida dentro del ramo que aquél cubriera. Además, se acercaba al público a la vida del invitado y, sobre todo, a través de la televisión se tendía un puente hacia el periodismo escrito. Luis Carbajo argumentaba: \”Normalmente al columnista lo lees, pero no lo conoces\”. Por esta serie desfilaron más de un centenar de figuras del periodismo, entre otros: Loret de Mola, Blanco Moheno, Rius, Albert Huici, Renato Leduc y Héctor Pérez Verduzco.
Oficina de patentes fue otra serie importante producida por Carbajo que congregó a inventores mexicanos, quienes exponían su creación al tiempo que buscaban un patrocinador o empresa que tuviera interés en la fabricación de las patentes. Cabe destacar que a partir de esta serie se gestó la Asociación de Inventores, y varios inventos tuvieron el reconocimiento y la canalización adecuados. Entre ellos, el de Abelardo Rodríguez, que consistía en una válvula diseñada para evitar escapes en los tanques de gas doméstico. Por ese tiempo, la industria gasera estaba en pleno desarrollo y eran frecuentes las explosiones. Casi de inmediato se recibieron en el estudio llamadas de las empresas interesadas en la producción en serie de dicha válvula.
Por otra parte, la música popular mexicana encontró un justo reconocimiento en la pantalla del Once a través de la serie Compositores, otra brillante idea de Carbajo. En cada programa, los invitados -compositores e intérpretes- hacían la presentación de sus obras, contaban detalles de sus vidas y de sus métodos de composición. En este programa participaron Fernando Z. Maldonado, José Alfredo Jiménez, Armando Manzanero, Tata Nacho, Ferrusquilla, José Antonio Zorrilla, Roberto Cantoral, Álvaro Carrillo y muchos invitados más.
Este panorama de programación refrendaba la certeza de que Canal Once, desde sus inicios, se distinguía entre todas las televisora de México por su compromiso con la sociedad, su vocación de servicio y su papel central en la educación, el entretenimiento y la cultura. Carlos Loret de Mola solía afirmar: \”En la TV comercial hay dinero, en Canal Once hay talento\”.
En la década de los sesenta, la convicción de que los niños formaban parte del teleauditorio era algo que ninguna televisora en la República había pasado por alto. Entre los programas de don Luis en Canal Once estaba Leyendo los monitos, donde se comentaban las tiras cómicas que se publicaban en los periódicos dominicales. A decir verdad, era un programa del que Luis Carbajo no se jactaba del todo; sin embargo había detrás una admirable intención, acorde con los bajos recursos disponibles.
Otro programa infantil fue Dibújame un cuento, en el que se recibían cartas de niños y, conforme a sus peticiones, Cristián Pichardo dibujaba un cuento. Así se formó el primer club de niños en Canal Once: el de los Piquirrusos. Luego vinieron otras series: El trompo y el lápiz, Pistas y Los amigos de Polito, un programa con varias secciones en el que Polito personificaba el modelo a seguir por los niños.
En vísperas de la década de los setenta, Luis Carbajo era mencionado en la prensa como el magno locutor de la televisión no comercial. Igualmente, tenía a su cargo un programa de niños, otro de noticias, un musical y uno de deportes. Asimismo, participaba en eventos importantes externos al Canal. Muestra de esto fueron las Olimpiadas del 68, en las que fue locutor en el estadio para la rama de atletismo. Con el inicio del Mundial de Fútbol vendría una de las primeras series en colores transmitida por Canal Once: México en el fútbol. La polémica partía de entrevistas y comentarios, y el público podía participar abiertamente a través de llamadas telefónicas. Fue muy connotado, en ese momento, que lo que no habían logrado aún las grandes televisoras como Telesistema Mexicano y Canal Ocho, lo logró Canal Once: entrevistar a Sir Stanley Rous, presidente de la FIFA. Fue una entrevista exclusiva realizada por Luis Carbajo, director, productor y conductor de esta serie al lado de José Luis Vázquez, El Cura, y Leopoldo González. Luego de este programa, Luis participaría en muchos otros so
bre recreación, educación física y deporte.
Para Canal Once las cosas también mejoraban. Se contaba ya con tres estudios, con el videotape, y el transmisor era ahora de 20 kilovatios. Sin embargo, aunque ya era posible transmitir en color, todavía faltaba infraestructura.
En la conducción, dirección y producción de los programas de don Luis podemos contar innumerables realizaciones que le eran encomendadas o que se llevaban a cabo a partir de su iniciativa. Disfrutaba mucho, por ejemplo, de los controles remotos de la ópera y la sinfónica, que empezó a hacer con el maestro Rodolfo Téllez Oropeza. También le llamó mucho la atención la conducción de noticiarios.
Su capacidad y dedicación le permitieron incorporarse en múltiples áreas al interior de la televisora, incluidas la jefatura en Prensa y la de Relaciones Públicas. Para todo ello gozaba de la confianza, la libertad y el apoyo otorgados por los funcionarios de Canal Once.
Buenos Días: pionero de los programas televisivos de entretenimiento nocturno en México
En 1981, el programa de Sergio Romano En mangas de camisa salió del aire, dejando un hueco en la programación. Pablo Marentes, entonces Director del Canal, recurrió a don Luis, quien estaba listo para enfrentar un nuevo reto televisivo.
El 11 de septiembre de ese mismo año, a las once de la noche, Luis Carbajo abría un programa sin precedentes que sería hito en la historia de la televisión mexicana: Buenos Días, que implicaba un gran desafío, principalmente por su horario. Inició sus transmisiones sin grandes alardes publicitarios, pero de inmediato se convirtió en un programa muy visto. Era una verdadera e innovadora opción televisiva en México, un programa para los desvelados. Estaba compuesto por diferentes secciones que intentaban entretener, orientar y dar un servicio al teleauditorio; confluían en este programa el arte en todas sus manifestaciones; el quehacer de mucha gente en diversas especialidades; las ocurrencias del público -que incluso enviaba chistes- de Carbajo y de todo el equipo, así como múltiples manifestaciones de la vida cotidiana y cultural de México. Se presentaban reportajes sobre numerosos temas y, por encima de todo, existía el deseo honesto de servir a la gente.
En los primeros programas, el horario iba de las once de la noche hasta que el público aguantara. Las transmisiones llegaban a cerrar alrededor de las cinco o seis de la mañana, los teléfonos no dejaban de sonar.
El programa se transmitía viernes y sábados, y la estructura y el horario se modificaron gradualmente con base en la respuesta y los requerimientos de su público. El liderazgo de don Luis convocó un equipo que le dio una particular fisonomía al programa. Don Pedro Tudón estaba encargado de una sección deportiva en la que se rememoraban anécdotas de jugadores de fútbol americano. El profesor Leopoldo González también se ocupaba de los deportes. Jaime Mejía era responsable de la sección \”Regalando arte\”, donde se entrevistaba a artistas plásticos. Guillermo Saad propuso el segmento \”¿Qué hago?\” y lo llevó, junto con Marco Antonio Alfaro y Manuel Méndez, hacia una sección sobre cine. Felipe de la Lama estaba encargado de la parte teatral.
La madrina de la serie fue Lola Beltrán y el padrino Marco Antonio Muñiz; de ahí en adelante concurrieron grandes estrellas: José José, Manzanero, y muchos más que estaban de moda. El talento artístico que se llevaba al programa tenía una particularidad: no cobraba. Con el estilo de Manuel Pallares, los controles remotos desde las casas de los artistas tuvieron mucho éxito. Se veía a los artistas en su ambiente íntimo y eso le gustó mucho a la gente. El tacto para hacer entrevistas permitió que las personalidades ahondaran sobre momentos emotivos de su vida tras bambalinas.
Luis Carbajo consideraba que debía existir una televisión para todos y que había un compromiso específico con la realidad social, así que el programa nocturno mostraba de manera inteligente y a fondo problemáticas comunes. El equipo se metía donde la gente no lo hacía y presentaba temas que normalmente eran considerados difíciles. Se leían todas las llamadas posibles y se solucionaban muchos problemas.
Yazmín Alessandrini y Karen Lara también fueron colaboradoras. Don Luis se refería a ellas como \”mujeres bravas\”. En sus secciones hablaron primero de esoterismo, de medicina, y luego de sexualidad. Cabe destacar también que Buenos Días fue de los primeros programas en presentar temas de sexualidad en la televisión mexicana.
La cantidad de público noctámbulo hizo que este programa se perfilara, desde un principio, como exitoso, y que jamás se perdieran la atención y el respeto al público. Todo ello gracias a una manera muy especial de hacer televisión: la de Luis Carbajo. Su estilo desenfadado frente a las cámaras de televisión hacía contrapunto con la rigidez de los conductores de esa época. Con Buenos Días se encontró una fisonomía distinta en la TV: ser natural.
Al aire y a cuadro, Don Luis podía quitarse el saco, comer tacos, charlar con el floor manager o con quien fuera, haciendo de la televisión un espacio común y cercano para quien le estuviera sintonizando, muy próximo y acogedor. A Buenos Días se integró una pareja que tenía mucho éxito en la radio: Sergio Rod y Bolívar Domínguez, con la sección titulada: \”Los que trabajan de noche\”.
En sus inicios, la producción general de Buenos Días estuvo a cargo del señor Sergio Gómez. Otro que colaboró como productor fue Rafael Puig. La realización fue llevada a cabo por Salvador Núñez, el propio Sergio Gómez, Jorge Ponce, Héctor Rodríguez y Mario Garnica, quien fue el encargado de la producción general del programa en el último año de transmisión desde Canal Once. Sin dejar de mencionar a ingenieros, equipo técnico, y al resto del staff de producción -quienes con su trabajo contribuyeron a la solidez del programa nocturno- había un miembro más dentro del equipo: Jennifer, una hermosa mujer, probablemente alemana, que aparecía bailando en un video y que, sin saberlo, se convirtió en el icono de la serie y en la \”esposa\” de muchos: de Mauricio Garcés, de Alberto Vázquez y del propio Carbajo, entre otros. Se dice que era común que llamara al programa uno de ellos y pidiera que \”pasaran\” -por enésima vez, ya que el video siempre era el mismo- a Jennifer de Garcés, Jennifer de Vázquez y de otros incontables galanes ocultos.
En agosto del 85, don Luis Carbajo, su programa y buena parte de su equipo cambiaron de transmisora: se trasladaron a Canal 7, invitados por Pablo Marentes. El programa había durado en Canal Once cuatro años y once meses. Luis Carbajo había cumplido su ciclo en el Once, una prolífica etapa que duró 26 años.
Hablar de Luis Carbajo es referirse al pionero de los programas de transmisión nocturna, de los programas \”para desvelados\”, como él decía; al impulsor de intérpretes y compositores de todo género; al hombre comprometido con la sociedad que fue uno de los primeros en abordar temas sexuales y que creía en la gran responsabilidad y función social de los medios de comunicación.
Anonymous
HOLA, SOY HIJO DE LUIS CARBAJO, Y ACABO DE LEER SU ARTICULO. SOLO QUIERO AGRADECERLE INFINITAMENTE SUS COMENTARIOS, GRACIAS POR TENERLO PRESENTE. UN ABRAZO Y QUEDO A SUS ORDENES.
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