Aldo García Niño, víctima de la incontrolable delincuencia

La muerte del funcionario dolió no sólo en el seno familiar sino también en laboral. Aldo Alfonso García Niño, quien fuera director de Catastro de Tlajomulco de Zúñiga, representa un signo de la violencia que se vive en Jalisco y en el país mismo. Qué mal que “el ambiente de inseguridad que azota al País haya alcanzado a un funcionario de este Gobierno, pero sobre todo, a un joven profesionista jalisciense\”, dicen en el Ayuntamiento quienes lo conocieron y trabajaron con él.

El mismo presidente municipal, Enrique Alfaro Ramírez, habla de él, como su amigo que era; lo asume como si aún estuviera con vida: “es un mexicano más que fallece producto del ambiente de violencia que ha secuestrado al país. Buen amigo y una gente que me ha ayudado desde hace varios años, una gente que es parte del proyecto con el cual nosotros construimos este Gobierno\”, dice.

Alfaro Ramírez se detiene y reflexiona, para argumentar que ninguno de los funcionarios de su gobierno ha acusado amenazas de algún tipo: \”Yo mantengo comunicación permanente con mis directores, no había ningún asunto que él me hubiera informado durante todo el año, algún asunto difícil, algún asunto que generara algún tipo de tensión, algún tipo de problema, no tenía yo ningún elemento para pensar que tuviera algún problema con el cual estuviera lidiando\”.

De acuerdo con lo dicho por el edil trajocomulquense, nadie ha sido llamado a declarar por la muerte de García Niño, aunque asegura confía en las indagatorias que la Procuraduría del estado lleva a cabo. De igual forma descarta que haya amenazas contra otros funcionarios o que él mismo vaya a incrementar su seguridad por este lamentable hecho.

Desde la tarde del sábado, cuando se reportó que Aldo Alfonso, de 28 años de edad, había sido secuestrado por un comando armado en los límites del municipio, sobre la carretera a Morelia, a la altura del puente de Solectrón, que ya se ha vuelto famoso por los constantes hechos de violencia que se dan, los sentimientos de dolor comenzaron a aflorar entre sus familiares, quienes ni tardos ni perezosos se apresuraron a levantar el acta respectiva, aunque la misma Procuraduría del estado lo negara.

Desde ese tarde sabatina comenzaron una ardua búsqueda, que desgraciadamente culminó la mañana de ayer lunes, cuando en una brecha de la colonia las Pomas, en el municipio de Tlaquepaque, no muy lejos de donde se lo llevaron, apareció el cuerpo del infortunado funcionario. Tenía un tiro de bala en la cabeza, estaba semicubierto con una bolsa de plástico, atado de manos y pies y con el torso desnudo, lo que denotaba que sus secuestradores no se tentaron el corazón para atacarlo y torturarlo. Qué quisieron decir al matarlo de esa forma.

Son las autoridades de la PGJ las que tendrán la tarea de investigar el por qué o los por qué le hicieron lo que le hicieron. Por lo pronto en el ayuntamiento de Tlajomulco la alerta está al máximo y la tristeza invade un hogar, una oficina, un municipio, una estado, un país.

Aldo Alfonso García Niño no ha sido candidato a la Presidencia de México, no lo fue a la gubernatura del estado, no era el titular del Municipio de Tlajomulco; era, quizá un empleado más de esta convulsiva sociedad, víctima de la delincuencia que maneja este país y que marca la agenda, los tiempos y los hombres que deben estar en el gobierno. Tal vez su delito fue no querer responder a los intereses de quienes resultaron ser sus verdugos.