El periódico El ClarÃn de Argentina, lo publicó:
Testimonio
Por desconocimientos de los médicos y de la gente, los sÃntomas de la enfermedad celÃaca se suelen confundir con otros males y se tardan hasta décadas en conseguir un buen diagnóstico. Como le pasó a Verónica Bon, quien tenÃa los sÃntomas a los 7 años, pero recién se la detectaron a los 28.
\”Una vez, el médico les dijo a mis padres que yo tenÃa cáncer de colon, y no era cierto. Usaba talle para 4 años cuando tenÃa 10. Era piel y hueso y nadie supo identificar que era celÃaca. Me la detectaron después de diagnosticar a mi primer hija\”, contó a ClarÃn, Verónica, que trabaja en una empresa de comercio exterior y hoy tiene 32 años.
Durante la adolescencia, los sÃntomas más comunes fueron llagas en la boca. \”Cuando me detectaron que era celÃaca, dejé de comer con gluten y las llagas desaparecieron. Sólo volvieron cuando comà algo que estaba contaminado\”. Su vida cambió mucho. \”Al tener a mi hija con la enfermedad, tengo un doble compromiso: ella tiene que aprender a comer sin gluten y yo tengo que enseñarle\”. Aclaró: \”Si te invitan a un cumpleaños, olvidate de comer pizzas\”.
Una experiencia similar enfrentó Mirtha Fernández, de 38 años. \”Primero le diagnosticaron la enfermedad celÃaca a mi nena de 3 años, después a mi hermana, que sufrÃa anemias constantes, y finalmente a mÃ. Yo no tenÃa sÃntomas, pero sà tengo un deterioro intestinal, que se halló después de más de un año de análisis de sangre\”.
Mirtha atraviesa la enfermedad con un pacto de por medio. \”Hice un trato con mi hija. Ninguna de las dos hace trampa a la hora de comer. Desde ese momento, jamás volvà a comer algo con gluten\”.