La pistola del revolucionario mexicano, una marca Remington, tiene un mango bañado en oro y en el lado derecho del barril está gravado el nombre real de Pancho Villa, Doroteo Arango.
(Foto tomada de Milenio.com)
Más allá de si Pancho Villa fue un héroe o un bandido, todos coinciden en que el protagonista de la Revolución Mexicana de 1910 siempre portaba armas, sin importarle el tipo que fuera, ya que sabÃa que su vida no dependÃa de la elegancia de la misma.
Tom Burks, administrador de la Casa de subastas Fredericksburg y ex curador del Museo Texas Ranger en Waco, informó que un revólver Remington que lleva grabado \”Doroteo Arango\”, el verdadero nombre de Pancho Villa, y otras armas relacionadas con el revolucionario mexicano serán puesta a consideración del público el próximo fin de semana, entre un millar de objetos del viejo Oeste y se espera que alcance un precio superior a los 30 mil dólares.
Según información reproducida por CNN expansión.com, el barril del revólver de Villa, fabricado hace más de 40 años, está marcado con las palabras \”Chih – 1914\”, fecha en que Doroteo Arango fue gobernador de Chihuahua.
De acuerdo con lo publicado por El Universal, se ofrecerá, además, una carabina Mauser que, se dice, Villa dejó caer en el rÃo Bravo durante una escaramuza con fuerzas opositoras.
Villa \”lo llevaba consigo porque era práctico para disparar cuando cabalgaba\”, dijo Tom Burks, director del museo de los Texas Rangers en Waco.
La subasta, organizada por la firma Randall Hill Auctions, se efectuará este 10 y 11 de noviembre en el Centro de Eventos de la comunidad de Fredericksburg, al noroeste de San Antonio y también pondrá en oferta la pistola que portaba el guardaespaldas de Villa, Claro Hurtado, cuando murió acribillado junto con el lÃder revolucionario en Parral, Chihuahua, el 23 de julio de 1923, publica a su vez La Jornada
Univisión manifiesta que en 1916, Villa comandó una guerrilla durante una breve incursión en Columbus, Nuevo México, en lo que se considera el último combate de fuerzas extranjeras en tierra estadounidense.
La muerte de 18 estadounidenses dio lugar a una cacerÃa infructuosa de Villa. Hizo las paces con el gobierno mexicano en 1920, pero fue asesinado en 1923, a los 45 años, probablemente por temor a que volvoera a sublevarse.
\”Sigue siendo un lÃder muy popular\”, dijo Friedrich Katz, profesor emérito de la Universidad de Chicago y autor de una biografÃa de Villa. \”Muchos mexicanos se identifican con él. Consideran que era amigo de los pobres\”.
Además de las dos armas de Villa, se subastará una más que perteneció a “Calamity Jane\’’, una mujer que luchó contra los indÃgenas estadounidenses en la década de 1870, durante la época del llamado Salvaje Oeste.
Pancho Villa fue un hombre polémico, criticado, duro, mujeriego y, como dice John Reed en su libro México Insurgente, un ignorante, pero tenÃa sueños:
\”Cuando se establezca la nueva República, no habrá más ejército en México. Los ejércitos son los más grandes apoyos de la tiranÃa. No puede haber dictador sin su ejército. Pondremos a trabajar al ejército. Serán establecidas en toda la República colonias militares, formadas por veteranos de la revolución. El Estado les dará posesión de tierras agrÃcolas y creará grandes empresas industriales para dalles trabajo. Laborarán tres dÃas de la semana y lo harán duro, porque el trabajo honrado es más importante que el pelear y sólo el trabajo asà produce buenos ciudadanos. En los otros dÃas recibirán instrucción militar, la que, a su vez, impartirán a todo el pueblo para enseñarlo a pelear. Entonces, cuando la Patria sea invadida, únicamente con tomar el teléfono desde el Palacio Nacional en la Ciudad de México, en medio dÃa se levantará todo el pueblo mexicano de sus campos y fábricas, bien armado, equipado y organizado para defender a sus hijos y a sus hogares. Mi ambición es vivir mi vida en una de esas colonias militares entre mis compañeros a quienes quiero, que han sufrido tanto y tan hondo conmigo. Creo que desearÃa que el gobierno estableciera una fábrica para curtir cueros, donde pudiéramos hacer buenas sillas y frenos, porque sé cómo hacerlos; el resto del tiempo desearÃa trabajar en mi pequeña granja, criando ganado y sembrando maÃz. SerÃa magnÃfico, yo creo, ayudar a hacer de México un lugar feliz\”. (fragmento del capÃtulo VIII de la parte II de México Insurgente.