Dos celadores, uno del Penal del Topo Chico y otro del Cereso de Cadereyta, fueron asesinados la noche de este lunes por un grupo de desconocidos, quienes los alcanzaron y rafaguearon, mientras circulaban en una camioneta por Rangel Frías, a la altura de la Colonia Francisco Naranjo, en Monterrey.
Las víctimas fueron identificadas extraoficialmente como Ricardo Palomino Ávila, de 35 años, quien viajaba como acompañante en una camioneta Explorer blanca, placas SCX 2454, de Nuevo León, y Jesús Gallardo De la Rosa, apodado "El Gallo", de 36, propietario y conductor del vehículo.
Según trascendió, Palomino Ávila era custodio del Penal del Topo Chico y Gallardo De la Rosa trabajaba en el Cereso de Cadereyta.
En el ataque, la esposa de Palomino Ávila, quien no fue identificada, resultó ilesa al cubrirse en el asiento posterior del vehículo.
El doble asesinato fue reportado alrededor de las 21:15 horas sobre Rangel Frías, en la circulación hacia el sur, sobre el paso elevado de Ruiz Cortines.
Al lugar acudieron paramédicos de la Cruz Verde de Monterrey, quienes confirmaron el deceso por las múltiples heridas que presentaban las víctimas en tórax y cabeza, por lo que reportaron el hecho a la Policía Ministerial y al Ejército.
Según testigos, el vehículo se desplazaba por Rangel Frías hacia el sur y al llegar al paso elevado fueron alcanzados por los pistoleros, quienes abrieron fuego contra los celadores.
Para tratar de ponerse a salvo, los ahora occisos circularon un kilómetro a toda velocidad, pero finalmente fueron acribillados.
Al ser abatidos, el vehículo sin control brincó el camellón central y terminó en los carriles contrarios de la circulación.
Aparentemente, cuando ya se había detenido la camioneta de los custodios, uno de los pistoleros bajó de su auto y disparó a corta distancia contra las víctimas, para luego retirarse.
Los peritos localizaron casquillos utilizados por los fusiles AK-47, conocidos como cuernos de chivo. La camioneta presentaba al menos 10 impactos en la puerta del conductor y el parabrisas.
Éste es el tercer ataque que sufren los celadores de algún reclusorio estatal en menos de 20 días, que ha dejado a tres de ellos sin vida y a uno más lesionado.
El 29 de septiembre, un celador del Penal del Topo Chico fue ejecutado a cuatro cuadras del centro penitenciario del que acababa de salir.
Siete días después, otro atentado contra los custodios se presentó en la Plaza Comercial Morelos, cuando un grupo de hombres armados intentó ultimar a Onésimo González Ramírez, de 35 años, celador del área de Observación del Penal del Topo Chico.
Sin embargo, el celador sólo resultó herido, pero las balas alcanzaron a cinco víctimas inocentes, de las que Lucila Quintanilla Ocañas murió en el lugar.
(Con información de El Norte)
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