Pulso PolÃtico
Francisco Cárdenas Cruz
Si la hipótesis que con más insistencia sostienen funcionarios del Gobierno del Distrito Federal y de la SecretarÃa de Seguridad Pública capitalina, de atribuir al crimen organizado la autorÃa del \”bombazo\” ocurrido el viernes pasado a pocos metros de la sede de esta dependencia se confirma, eso demostrará que lo que informó la noche del lunes 4 de este mes el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, de que los operativos federales y estatales contra aquel \”han debilitado y dañado su estructura\”, carece de veracidad.
Y contra lo que dijo entonces el joven encargado de la polÃtica interior de que con esas acciones la presencia del crimen organizado y el narcotráfico dejó de ser significativa en algunas zonas del paÃs y hoy ya no están bajo su control, eso tampoco es cierto porque ahora ese flagelo apareció en la ciudad de México con la misma brutal violencia que tiene aterrorizados a los habitantes de la mayorÃa de las entidades federativas, lo mismo en el norte, que en el centro y en el sur del paÃs.
Eso volvió a quedar claro con la ejecución en Cancún, anteayer sábado, de un hombre, David Barrita, y de su hijo Kevin, de apenas seis años de edad, ametrallados en el interior de su camioneta, con disparos de rifles AK-47 que les hicieron desde tres vehÃculos de ese mismo tipo que se les emparejaron cuando circulaban por una colonia popular de ese lugar.
En el caso del estallido de un artefacto ocurrido poco después del mediodÃa del viernes en plena Zona Rosa -que causó la muerte a quien lo portaba y graves quemaduras a una joven que lo acompañaba- además del pánico ciudadano, atemorizó a algunos jefes policÃacos del DF al comprobarse que el atentado iba a consumarse en las instalaciones de la SSP de esta capital, en las calles de Liverpool, lo que se vinculó al arsenal que elementos de esa corporación hallaron en el interior de dos camionetas que circulaban por calles de la colonia Portales que transportaban siete sujetos presuntamente vinculados al Cártel de Sinaloa de JoaquÃn \”El Chapo\” Guzmán.
Exista o no tal vÃnculo y si se fortalece la hipótesis de que ese atentado fue autorÃa del crimen organizado, se corroborará que éste sigue ganándole las batallas a las fuerzas federales, estatales y municipales que participan en \”la guerra\” que el presidente Felipe Calderón le declaró a ese flagelo al asumir el cargo y que lo dicho por Mouriño de que con esos operativos “se ha debilitado y dañado†su estructura, dista de la realidad, como en este mismo espacio lo apuntamos el 6 del presente.
Este \”bombazo\” reveló, de paso, que de lo que tanto se ufanaban el titular del gobierno capitalino, Marcelo Ebrard; su secretario de Seguridad Pública, Joel Ortega, y su procurador de justicia, Rodolfo Félix Cárdenas, de que el narcotráfico y el crimen organizado no actuaban en la ciudad de México y que aquà no se registraban hechos de violencia, se vino por tierra y comenzó, de hecho, desde que en colonias residenciales del sur fueron encontrados verdaderos arsenales cuya propiedad las autoridades capitalinas atribuyeron al grupo de Alfredo Beltrán Leyva, detenido hace unas semanas en Sinaloa y señalado como uno de los principales operadores de \”El Chapo\” Guzmán.
Lo preocupante en este grave hecho de violencia – se informó que otro artefacto que se iba a hacer estallar en la glorieta de Insurgentes, a espaldas de la SSP del DF, fue desactivado- es que dada la inexistente relación entre el gobernante capitalino y el presidente Calderón, las investigaciones quedaron en manos de las autoridades de la ciudad y hasta ayer no habÃa intervenido la ProcuradurÃa General de la República, que en este tipo de sucesos suele atraer las indagatorias.
Al pánico y confusión que motivó lo ocurrido, ha seguido una retahÃla de declaraciones contradictorias de funcionarios del GDF y de la SSP que bien a bien no tienen idea de una presunta autorÃa y cuyo temor intentan ocultar asegurando que no se arredrarán ante este brutal hecho de violencia y que actuarán con toda energÃa contra el crimen organizado que ha convertido a la ciudad de México en el paraÃso del narcomenudeo.
El \”bombazo\” del viernes pasado exhibe también a quienes, como el secretario de Gobernación y el propio Presidente de la República, insisten en hacer referencia a los \”exitosos resultados\” en el combate al narcotráfico y el crimen organizado y que de veras han creÃdo que los operativos en su contra han \”debilitado y dañado\” su estructura.
¿Lo habrán logrado con esos arsenales hallados en las últimas semanas en algunas residencias capitalinas y en vehÃculos como los que casualmente fueron interceptados la semana pasada en la colonia Portales y con un poderoso artefacto como el que estalló en la Zona Rosa, que es una prueba, por más que se diga lo contrario, de que los operativos policÃaco-militares no les han hecho mayor mella?