Las esposas, los delincuentes, los reos, los policías, las armas, en ocasiones R-15, otras Vektor H-5, se mezclan con las herramientas, los médicos, los pacientes, lo que hace una convivencia sui géneris, que a la que la mayor parte de la gente que asiste al Hospital Civil “Fray Antonio Alcalde” parece ya haberse adaptado, aunque ello, signifique muchas veces el retraso de su atención en por lo menos una hora u hora y media, mientras que el recluso llegado de los penales preventivo o federal es atendido con prioridad, como si su calidad de preso le diera ese aval ante el resto de la comunidad de enfermos, en su mayoría de bajos recursos.
Es clásico, de todos los días, siempre ver personas vestidas de Beige –color reglamentario de los Reclusorios- esposados, acompañado por lo menos por cuatro policías, sean estatales o municipales, perfectamente armados y con las “antenas bien puestas”. Incluso piden a la gente que se retire del lugar, sin importar si los pacientes están o no en estado delicado.
La prepotencia es obvia, quizá por la mismas medidas de seguridad que implica llevar a reos a un centro hospitalario, sin importar el área, en horas en que el tránsito de personal, de pacientes, de enfermos, de camilleros, de médicos, de enfermeras, está al tope. Mucha gente tiene que hacerse a un lado para dar paso a los “señores del crimen” por los pasillos de este enorme inmueble ubicado en todo el entorno de una zona céntrica, exactamente a espaldas de donde también está el Servicio Médico Forense (SEMEFO).
Los policías pretenden retiran a quienes hacen fila, o esperan su turno, como en el caso de Rayos X, donde este servidor se negó a atender el reclamo de los uniformados, porque, dije, yo también estoy en espera de mi turno para tomarme las placas. La respuesta fue sentarme en mi lugar, a dos de quien seguramente sería un delincuente hecho y derecho y que por ello lo llevaban cinco elementos de seguridad esposado, sin permitirle siquiera voltearse.
Quince minutos después haría lo propio una mujer, acompañada por cuatro elementos, al parecer de la política municipal de Guadalajara, éstos ataviados de uniforme negro, con caso de esos que parecen bacinicas.
Rayos X era copado, al igual que hace un par de semanas en Oftalmología, donde el servicio para los pacientes se suspendió por espacio de dos horas, por atender a los delincuentes.
Es cierto, como dice un especialista, que no por cometer los errores contra la sociedad, los integrantes del crimen dejan de ser personas y como seres humanos se les tiene que tratar, pero por qué hacerlo en horas en que una desgracia puede suceder por la cantidad de gente que asiste al Hospital en horas de la mañana.
También es cierto, que de los dos hospitales Civiles que existen en Guadalajara, el viejo o el “Fran Antonio Alcalde” es el único que tiene Medicina Legal, pero ello no obsta para que se ponga en riesgo al resto de la población.
Sólo en este hospital se puede observar como se cruzan los expedientes con las armas. Sólo en este centro se puede observar como los delincuentes tienen prioridad sobre la gente que no ha cometido delitos; sólo en el Hospital Civil se puede arriesgar la vida de miles y miles de personas que a diario se dan cita para atenderse de sus males de salud
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