Dudan de la muerte de El Chayo, como del supuesto abatimiento de Nacho Coronel en Jalisco

Cuando los cuestionamientos en torno a,la veracidad de la muerte del líder de La Familia Michoacana, Nazario Moreno, alias “El Chayo” comienzan a dejar la duda de si realmente cayó abatido por las balas durante los cruentos enfrentamientos en 12 municipios del sur de la entidad, surgen nuevamente el fantasma de Ignacio “Nacho” Coronel", de quien se dice anda feliz de la vida por algún rumbo del país, con nueva personalidad, sin ser molestado y bajo protección de las autoridades federales.

La pregunta es contante y cada vez más insistente, de en qué basa el gobierno del presidente Felipe Calderón para asegurar que el “ideólogo” de la organización criminal de La Familia fue muerto entre el miércoles y jueves durante el intercambio de fuego entre los miembros que esa banda y policías federales que dijeron haberlo copado en su guarida del municipio de Apatzingan, pese a los esfuerzos de sus pupilos por resguardar su huida.

Cuando se cuestiona sobre dónde está el cuerpo del sanguinario delincuente, las voces autorizadas del gobierno federal y estatal dice que seguramente el cuerpo quedó destrozado por armas de muy alto calibre que ahora se utilizan en la guerra del narcotráfico y de las mismas fuerzas federarles, que incluso pueden desintegrar un cuerpo hasta hacerlo irreconocible.

Argumentan además, que los mismos miembros de La Familia pudieron haberse llevado el cadáver, como lo hicieron con algunos otros de sus hombres caídos en la refriega, para evitar que cayeran en manos de las policías y fueran reveladas sus identidades ¿Entonces, cómo pueden las autoridades “confirmar” la muerte de alguien que ni siquiera han visto muerto? se pregunta la gente de la calle y muchos otros inmersos en las indagatorias.

Lo mismo sucedió en su momento con Ignacio “Nacho” Coronel, uno de los capos de mayor envergadura en la zona Occidente del país, quien supuestamente cayó abatido el 29 de julio del presente año, durante una intervención del Ejército en el residencial fraccionamiento de San Javier, en el municipio de Zapopan.

Pero por qué decimos que resurge el fantasma de uno de los principales orquestadores del cártel del Pacífico, quien estaba prácticamente al servicio de Joaquín “El Chapo” Guzmán y de Ismael “El Mayo Zambada,

Porque Anabel Hernández es su libro Los Señores del Narco (Grijalbo 2010) revela que la necropsia de Ley “arrojaba resultados inquietantes ‘cadáver del sexo masculino, cuya edad oscila entre los 40 y 45 años. Más cercano a la primera’ Eso no podía ser. Nacho Coronel, de acuerdo con la propia ficha de la SSP, el Cisen y el FBI, nació el 1° de febrero de 1954. Sólo se difiere si eso ocurrió en Veracruz o en Durango, pero en la fecha todos coinciden. Eso significa que para 2010 el buscado narcotraficante habría tenido 56 años. ¿Cómo podía entonces su cuerpo presentar la edad biológica de 40 años?”.

Además en su libro, que tiene como eje central los nexos de la delincuencia organizada con autoridades del más alto nivel gubernamental, entre las que destaca la Secretaría de Seguridad Pública federal, que encabeza Genaro García Luna y el mismo Ejército mexicano, indica que al no encontrarse una ficha dactiloscópica en Jalisco, se recurrió a los archivos nacionales – leáse Plataforma México – en los que se encontró que Nacho Coronel había sido detenido ya con anterioridad bajo el alias de Dagoberto Rodríguez Jiménez, perfil que si checa con los restos presentados ante el Semefo de Guadalajara, como los del capo abatido en San Javier.

No obstante lo anterior, en otra detención que se hizo junto con diez sicarios más se encontró que Nacho Coronel había sido detenido, pero en aquella ocasión bajo el seudónimo de César Arturo Barrios Romero, no como Dagoberto Rodríguez Jiménez, quien, por cierto, también resultó detenido entre los once sujetos.

Lo anterior, dice Anabel Hernández en su libro que ya circula en todo el país, y por el que supuestamente se fragua un plan de parte del titular de la SSP federal, Genaro García Luna, para asesinarla, según ha dicho ella misma desde el día de la presentación en el marco de la Feria Internacional del Libro, de Guadalajara, Jalisco y que mereció denuncias ante la CNDH y de la PGJDF, deja ver que el muerto del operativo por parte del Ejército en Colina de San Javier no era Nacho Coronel.

La disyuntiva que plantea Anabel Hernández es: “o no se analizó la fórmula dactilar, porque de antemano sabían que el cadáver era de otra persona y sólo dieron el nombre de Dagoberto, porque hacía años la PGR había cometido el error de identificar así a Nacho Coronel Villarreal o el hombre que cayó acribillado era efectivamente Dagoberto Rodríguez Jiménez, cuya edad sí corresponde  a la edad biológica del cadáver (que tenía el Semefo en la morgue de la calle de Belén).

“De cualquier forma, insiste la autora de Los Señores del Narco, el difunto no era el “Rey del Cristal”. Gente cercana a la familia de Coronel aclaró al siguiente día de su supuesta muerte, que todo estaba en orden”