Indicador Polìtico
Carlos Ramírez
- Alerta: ¿llegó narcoguerrilla?.
- Fue un petardazo al estilo EPR.
La explosión del viernes dejó más dudas que certezas, pero reveló también una severa crisis en la política de comunicación social de los gobiernos federal y capitalino en materia de seguridad pública.
Con los datos que se tienen a la vista, hay indicios de que el petardazo del viernes podría revelar la aparición de la narcoguerrilla en México, sobre todo alianzas con el EPR. El modus operandi de la explosión tiene más parecidos a operaciones de la guerrilla que del narcotráfico.
1) La explosión no fue propiamente un bombazo sino un petardazo. Se trató, por tanto, de una explosión inofensiva. El dato está a la vista: la explosión arrancó la mano al que la llevaba y lastimó su pierna, causándole la muerte. Y a su acompañante sólo la hirió. ¿Un explosivo de esa naturaleza hubiera podido asesinar a un alto funcionario? No. Fue sólo una acción de propaganda muy al estilo de la guerrilla.
2) El narcotráfico tiene acciones más directas. Sus respuestas suelen ser lo suficientemente violentas como para convertirse en mensaje. Y no sólo violentas, sino ruidosas y con olor a pólvora. El narco es contundente: cazan a los funcionarios o policías y los rocían a balazos. Ningún experto independiente en seguridad cree en la tesis de un petardazo como mensaje del narco. El narco tiene armas de alto calibre -bazucas y lanzagranadas- y se ha enfrentado a tiros con el Ejército, no utiliza petardos.
3) La explosión del viernes tiene muchos parecidos con los petardazos estallados por el EPR en noviembre de 2006 en el sur de la ciudad, como protesta por la calificación presidencial y la toma de posesión de Felipe Calderón: explosiones que dañan vidrios y no personas. Son expresiones de propaganda, no acciones mortales de venganza. Para poder causar daño, el explosivo del viernes debió de haberse colocado en el cuerpo de la víctima, imposible por el nivel del supuesto objetivo. El escenario iba a ser la glorieta Insurgentes, frente a la Secretaría de Seguridad Pública Federal.
4) El narco sí sabe usar explosivos de alto impacto y daño mortal. En dos ocasiones ha usado explosivos y tuvieron intenciones mortales: contra los Arellano Félix en Tijuana y contra el cartel de los Carrillo en el hotel Camino Real de Guadalajara a mediados de los noventa. En esa ocasión el narco trajo de Líbano a dos expertos en explosivos. En Colombia, Pablo Escobar contrató a expertos de la ETA, el IRA y excombatientes el ejército israelí para el uso de explosivos. Usan explosivos, no petardos.
5) La hipótesis del narcomenudeo como autor es viable, pero no se sostiene con el móvil asumido por las autoridades: el decomiso de armas y 60 millones de dólares. El narco micro sí puede atacar por cierre de tiendas, pero hasta ahora no ha habido una decisión en las autoridades como para asumir está hipótesis.
En el análisis del suceso hay que incluir algunos elementos adicionales que explicarían la falta de resultados inmediatos de las primeras indagaciones de las autoridades:
1) Los presuntos responsables del traslado de armas que fueron atrapados eran correos y su organización es celular, algo también típico de la guerrilla y no del narco. Una célula no está conectada con otra.
2) Las armas, subraya un experto en asuntos de seguridad nacional, eran transportadas de norte a sur de la ciudad. Es decir, iban a salir de la capital por la carretera hacia el norte. Y ahí están las zonas ahora ocupadas por el EPR por sus recientes ataques: Querétaro, Guanajuato.
3) Los que llevaban el petardo el viernes también eran correos y su misión era sólo colocarla. Nada saben. Su inexperiencia los llevó a armarla sin precaución y por eso estalló antes de tiempo.
Lo que falta por aclarar en esta hipótesis es la filiación del grupo guerrillero. Y ahí no hay más relación que con el EPR, que ha comenzado a escalar sus operaciones en el DF. El uso de un petardo -lo ha usado el EPR en varias ocasiones- habría podido ser nada más un aviso a las autoridades capitalinas de filiación perredista, pero sin confianza para el EPR: Marcelo Ebrard era secretario de Seguridad Pública de López Obrador en los linchamientos en Tláhuac, en noviembre de 2004, presuntamente realizados por el EPR.
Y el EPR ha buscado un santuario en el espacio perredista del DF por medio de sus contactos políticos en el perredismo. En cuando menos dos comunicados, el EPR ha señalado al asambleísta perredista Víctor Círigo como su enlace. Círigo es hermano del senador perredista René Arce, identificado como excomandante del EPR. Y Círigo también está en confrontación con Ebrard por los espacios políticos en la ciudad de México.
Por tanto, el petardazo accidental del viernes podría haber fortalecido la hipótesis de una alianza entre una parte de la guerrilla y el narcotráfico.
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