Granadas contra la sociedad

\"ArmasCuando el secretario de Seguridad Pública de Jalisco, Luis Carlos Nájera Gutiérrez, declaró que está por llegar un pedido de granadas para hacer frente al crimen organizado, lo debe haber hecho inconscientemente, como todos sus actos, porque, al igual que el secretario de Hacienda del gobierno federal, Ernesto Cordero, de repente se desconectan de la realidad que vive la ciudadanía.

Y es que imagínese usted. Así como se nos hace imposible que una familia pague crédito de casa, vehículos y colegiatura de sus hijos en escuela privada con 6 mil pesos, igual suena pensar en que en lugar de establecer estrategias eficaces para contrarrestar la inseguridad se piense en hacerle frente a los delincuentes con armas del mismo calibre. es decir, como ellos ya usan granadas hasta para vengarse de afrentas personales, ahora hay que atacarlos de igual forma, a decir del titular de la SSP Jalisco.

Es decir, en ambos casos, tan disímbolos, los ciudadanos son prácticamente un cero a la izquierda en este país; qué importan entonces los “daños colaterales” tanto en la economía nacional como en la seguridad del estado de Jalisco.

Pero como siempre,las autoridades jaliscienses tratan de solventar la crisis de seguridad con cifras comparativas, ya sean con el exterior o con otros estados de la República. Luego, luego mandaron a sus reporteros oficiosos a decir que también en estados como Aguascalientes, Baja California, Chihuahua, Coahuila, Guerrero, Veracruz y Zacatecas, están por llegar granadas de parte de la Secretaría de la Defensa Nacional.

Debemos entonces entender que las calles de Jalisco se pueden convertir en campos de batalla cada vez que los delincuentes decidan atacar, porque si lanzan una granada la policía les responderá con otra granada. Cuántas vidas costará la estupidez de nuestras autoridades estatales con estas medidas. O qué ¿deberemos tragarnos el cuento de que la “lucha contra la delincuencia y el narcotráfico costará vidas humanas, por desgracia” como por ahí se ha escuchado en los últimos cuatro años?

La incapacidad gubernamental en el país, como en Jalisco ha llegado a tales límites que se deben adoptar medidas suicidas en contra de la sociedad. sociedad a la que parece no pertenecen quienes gobierna en ambos casos, porque con este tipo de acciones nos llevan a estadios de inseguridad que pronto podrían revertirse en estallidos sociales. La gente despierta y lo hará algún día si las autoridades no lo hacen a tiempo.

Lo peor es que en ese mismo rango se inscribe el procurador Tomás Coronado Olmos, que le digan lo que le digan no deja su protagonismo en los medios. Quizá, sabedor de que nadie lo volverá a contratar haga sus pininos para convertirse en conductor de Televisa, donde un día sale y el otro también a dar sus líneas de investigación que sólo él se cree, porque con un soplido se le vienen abajo o por un aparente encubrimiento de sus agentes, como el caso del accidente en que una agente fue herida por su hijo de apenas cinco años, pese a que su pareja estuvo en el lugar de los hechos y también es agente ministerial.

En uno de los hechos más recientes, a Coronado Olmos le saltó el “sospechosismo” panista y ahora dice que es raro que los tres hombres que fueron baleados hace un par de días en un hotel de la avenida López Mateos e Inglaterra, hayan tenido tanto tiempo en la ciudad para cerrar un negocio de carros, cuando que los familiares han declarado públicamente que habían venido a porque pensaban establecer un negocio de chatarra vehicular en la ciudad, lo que no se hace de un día para otro, como pretende el procurador lo hubieran hecho para evitar que los atacaran como fue y que costó la vida a dos de ellos, Claro eran procedentes de Chihuahua y en Jalisco el regionalismo muchas veces vale más que un buen negocio.

Pareciera que el único que ha asumido una actitud congruente es el presidente municipal de Guadalajara, Aristóteles Sandoval, quien contrario a los dos funcionarios estatales ha hecho ver el riesgo de pretender contrarrestar la inseguridad con la misma fuerza con que atacan la delincuencia. Él si vislumbra el riesgo que representa que las calles se conviertan en campos de batalla y se contrarresten los ataques con granadas o a bazucasos, si así lo deciden los señores delincuentes.

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