La cita era en el Ángel de la Independencia; la hora de salida estaba marcada para las 18.00 horas, pero la gente se impacientó. Querían gritar sus consignas de paz y en contra de todo tipo de violencia a lo largo de Paseo de la Reforma, de Avenida Madero, de Cinco de Mayo, de 16 de Septiembre. Querían llegar al Zócalo e iluminar México.
Miles, miles de personas, todas de blanco; muchas con pequeñas pancartas con consignas en contra de los secuestradores; algunas playeras e impermeables pedían se encontrara a Hugo Wallace, en una lucha que aún continúa. No, No hubo ninguna en favor de Fernando Martí, quizá la muerte que movió a esta marcha por la paz.
Un José Antonio Ortega, integrante del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública, que quiso tomar la batuta del contingente. Él fue quien provocó que la marcha diera inicio media hora antes de lo previsto. Él fue quien puso el desorden en plena plancha del Zócalo capitalino al irrumpir por la fuerza un pasillo que \”los organizadores\” -quien sabe de donde salieron- habían abierto \”para que se llenara de veladoras prendidas al filo de las 20.30 horas. Lo logró, pasó hasta el frente con todo y manta y parte de su contingente.
Las personalidades prefirieron esperar a que se llegara la hora marcada para entonar el Himno Nacional. Ellos aparecieron más tarde; lo hicieron para hacerse ver, para que la gente se diera cuenta que también están con un pueblo que grita, clama, demanda justicia, paz, seguridad y que reclama a las autoridades que hagan su trabajo o mejor de vayan y dejen los puesto que ostentan en el gobierno.
Evidente resulta ver que en el centro de la plaza, en torno al asta a la bandera, un puñado de gente fue mandada ex profeso a pedir la salida de Marcelo Ebrard del gobierno capitalino y ello porque todos gritaban tanto de un lado como del otro \”Muera Marcelo\” y los banderines repartidos desde Avenida Juárez iban en el mismo sentido \”Si no pueden, renuncien. Ebrard no puedes\”. La consigna estaba dada.
No hubo menciones a ninguna otra autoridad. El nombre de Felipe Calderón no se escuchó a lo largo de la columna blanca interminable. Tampoco lo hicieron contra ninguno de los funcionarios. Sí, se fueron en contra del secretario de Seguridad Pública del D. F. doctor, Manuel Mondragón y Kalb, a quien se le ocurrió hacer acto de presencia frente al Ángel de la Independencia. Los gritos de corrupto, corrupto; rata, rata y ¡fuera! hicieron que el funcionario capitalino subiera a su moto y emprendiera su salida del lugar.
La marcha transcurrió como se había planeado, sin exabruptos, sin violencia, en calma, sin gritos, sólo aquellos que aludian al clásico Mé-xi-co, Mé-xi-co, y aplausos entre ellos. O aquellos de \”Mé-xi-co… Quie-re paz\”. La gente caminó. Las clases se mezclaron, aunque a decir verdad, la mayoría eran procedentes de la clase media, media alta y para arriba. Las pláticas entre ellos nos lo hacían notar de esa manera.
\”Yo le pedí a mi chofer el celular y la verdad estoy a punto de quitárselo, porque sencillo, pero funciona mejor que el mío\”, decía el \”pirrurris\” que traía al lado. Y la chica del otro, aludía a una serie de cinco asaltos a \”mi negocio, que nada tiene que ver…\” O aquella que comentaba a grito abierto, \”es la primera vez que vengo al centro y la verdad, me encanta… disfruto mucho\”, en ese momento pasábamos frente a la Alameda Central, ella tendría unos 25 años de edad, pero la papa de la boca, creo, nunca se la sacó.
La avenida Madero, Cinco de Mayo, 16 de septiembre se convirtieron en ríos humanos\”. Desde Paseo de la Reforma quienes más debieron sacar raja de esta marcha fueron los vendedores ambulantes, que si algo hay que admirarles es su ingenio para atender las \”necesidades del cliente\”. Que las capas para la lluvia; claro, blancas para al caso; que los sombreros de ¡Viva México! para taparse un poco del agua; que los banderines con el símbolo de la paloma de paz, que los que llevan las consignas de ¡Ya Basta! y Paz, o acabemos con la violencia; las playeras piratas de Iluminemos México o las de México Unido Contra la Delincuencia. De todo \”como en botica\”.
Bueno, hasta Sanborn´s puso sus carritos sobre la calle para ofertar café, conchas, cuernos y alguno que otro bocadillo. nadie perdió oportunidad. Las veladoras o las velas también eran cotizadas: \”las vendemos a diez o a quince pesos\” decían quienes abrian el mercado de las veladoras. Las velas las traían chiquillos y esas ya eran precio fijo: \”a cinco varos\”.
La marcha fue un éxito y el Himno Nacional lo cantaron miles y miles de personas: No 20 mil como dicen algunos diarios, quizá más de los 200 mil que estimaron las autoridades del DF, pero la verdad es que lo que viene es lo que habrá de significar esta movilización: ¿Realmente las autoridades reaccionan ante las demandas ciudadanas? ya van 10 días y los resultados son que cada día hay más violencia en nuestro país y cada día es peor la forma en que actúan los delincuentes y para muestra ahí está Yucatán, Sonora y ahora Durango.
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