No obstante lo que vemos en Sinaloa, donde -según el diario que lo cuente- hay más de 7 ejecutados cada 24 horas, el munícipe de Guamuchil, Jorge Casal González, nos viene a decir que \”en Guamúchil hay más gente buena que mala; no como en el Distrito Federal, donde “la sociedad está pérdida”.
Y es cierto, la Ciudad de México, donde radicamos más de 11 millones de mexicanos es una jungla donde sobrevive el que mejor sabe conducirse en su vida; hay asaltos, ejecuciones, secuestros, violencia por todos lados; aquí ya no hay rumbo seguro. Ya no se salvan los que viven en las Lomas o en Polanco, como tampoco quienes viven en Iztapalapa o en el barrio de Tepito, por doquier hay muestras de inseguridad.
Pero no hemos llegado a los niveles que ahora mismo se viven en Sinaloa, donde ya no se respetan a ni a los menores de edad, donde aquellos pactos entre caballeros desaparecieron, aquellos que impedían que se tocara a las mujeres y mucho más a los menores de edad.
La guerra del narco, de la delincuencia organizada a traspolado todas las fronteras que pudieran establecerse. Mientras las autoridades son incapaces de contener la violencia, los miembros de los cárteles asesinan a diestra y siniestra policías, militares, federales, funcionarios de gobierno, servidores públicos en general, y hasta entre ellos mismos se enfrentan en una busca del poder por el poder de las armas.
Que el alcalde de Guamuchil se ponga a trabajar, diríamos todos, en lugar de estar comparando si en una ciudad u otra hay más violencia y si no que le pregunte a la gente que gobierna. Los sinaloenses ya no sienten lo duro sino lo tupido y de eso parece no darse cuenta el señor Casal González.
Ahora mismo los diarios, los noticiarios de radio y televisión dan cuenta de la llegada de cientos de elementos más de las fuerzas federales a ese estado, concretamente a Guamuchil para tratar de controlar la violencia descarnizada que se vive en esa población que lleva el nombre de Salvador Alvarado.
Habrá que recordarle a este presidente municipal que tan sólo en los últimos cinco días en Sinaloa, entre el jueves y lunes pasados, se vivieron los días más violentos de sus últimas dos décadas: el promedio de ejecutados cada 24 horas llegó a 7.2 personas.
Y si eso lo incita a seguir haciendo comparaciones, pues allá él; ojalá y no le toque uno de los tiros de los cuernos de chivo y de las R-15 que a diario se disparan por esos rumbos, o le pongan afuera de su casa uno de los coches bomba que ya utilizan los narco-terroristas, como los llaman ahora, porque quizá entonces abrirá los ojos y se dará cuenta de la realidad, si es que sobrevive para ello.
MUY BUENA INFORMACION 🙂