Podría tratarse de ataque directo contra venezolanos y colombianos, en el Butter Club de Guadalajara

El 21 de marzo del 2004, el colombiano John Jairo Cruz Romero, fue detenido por policías ministeriales de Nuevo León junto con seis venezolanos y una regiomontana después que fallaron en una operación de clonación de números en un cajero automático del Municipio de Guadalupe.

Cruz Romero fue señalado entonces como ciudadano originario de Venezuela y uno de los lideres de una organización internacional de clonadores de tarjetas bancarias.

Los delincuentes, catalogados entonces como la \”banda del cajero\”, copiaban el número confidencial de los usuarios de cajeros con un equipo para después sacar dinero en efectivo de sus cuentas.

El Juez Tercero de lo Penal en Monterrey los sujetó a proceso penal el 13 de mayo del 2004 y fueron encarcelados en el penal estatal de Topo Chico, en la ciudad de Monterrey, Nuevo León.

Nadie sabe como es que este sujeto quedó el libertad, pero seis años después, el 17 de marzo de 2010, hace poco menos de un año, a bordo de un automóvil sedán, modelo 2007, placas de circulación SGW-4742, del estado de Nuevo León, que circulaba a exceso de velocidad, en el kilómetro 107 del Camino Nacional 57, México-Piedras Negras, del tramo Los Núñez-El Huizache detuvieron nuevamente a este mismo personaje.

En esa ocasión, los policías federales que le marcaron el alto para infraccionarlo por su velocidad excesiva, revisaron la unidad; encontraron dentro de ella, en la cajuela posterior, una caja de licor, en cuyo interior estaba una bolsa negra con diversas tarjetas bancarias.

Al ser cuestionado el conductor, quien se identificó como John Jairo Cruz Romero, de nacionalidad colombiana, dijo que eran tarjetas clonadas y que las había comprado en la colonia Morelos, en la zona de Tepito, en el Distrito Federal.

Las tarjetas tenían logotipos de distintos bancos y estaban a nombre de diferentes usuarios, por lo cual fueron puestas a disposición del agente del Ministerio Público de la Federación adscrito a Matehuala, San Luis Potosí, quien posteriormente ordenó su encarcelamiento en una prisión de esa entidad. Nuevamente, nadie supo cómo y cuando alcanzó su libertad.

El hecho es que ahora ya no podrá andar más en las calles. Alguien, seguramente, quiso cobrarle cuentas pendientes, porque la madrugada del sábado, en el bar Butter Club de la ciudad de Guadalajara, en la zona de la Glorieta de la Minerva, a unos pasos del hotel Fiesta Americana, fue muerto, durante un ataque perpetrado por sujetos que arrojaron dos granadas de fragmentación a la entrada del lugar y balearon con armas de fuego cortas, al parecer calibre .45 y .380.

Coincidentemente durante el ataque murieron también otras dos personas de origen venezolano, un hombre, identificado como Alí Humberto Montañés Porras, de 45 años de edad, quien al parecer también cuenta con antecedentes penales en su país y una mujer que sólo ha sido identificada como Vanesa, de origen venezolano y la cual tendría cuatro meses de embarazo al momento de su muerte.

Aunque las autoridades no lo han querido aceptar, al parecer el ataque al bar Butter Club se debió un lío entre miembros de la delincuencia organizada, dadas las características de la agresión y de las personas fallecidas, que costó la vida a tres personas más, entre ellas un vendedor de flores, originario de Jalisco y de bajos recursos y otras dos mujeres que no ha sido identificada.

Hay que destacar que en este sitio se ha pedido información sobre el nombre de las otras dos mujeres que faltan por conocer sus nombres, una de las cuales, preguntan, podría ser una venezolana más, de la cual dan como características de tez blanca, cabello negro, ojos claros, delgada, y su nombre es Mónica Gómez, la cual, a decir de la usuaria solicitante, estaba en ese bar al momento del ataque y no han tenido noticias de ella hasta la tarde de este domingo.

Con todo esto las autoridades tienen mucho que investigar y dar a conocer resultados de las indagatorias, hasta el alcance de sus posibilidades, porque a todas luces se ve, fue un ataque directo en el que están involucrados miembros de la delincuencia organizada.

Llama la atención que tanto autoridades, como dueños del antro en cuestión, hayan deslindado de toda responsabilidad al Butter Club, antes, incluso de las investigaciones, pese a que se conoce con veracidad que hubo una riña previa al interior del mismo, con amenazas de por medio y nunca se dio parte a las autoridades, lo cual podría haber prevenido la muerte de las seis personas y heridas a 37 más, cinco de las cuales están en riesgo de morir por este “altercado entre particulares” según dijo el procurador estatal, Tomás Coronado Olmos.