Investigadores tienen identificados dos grandes bloques de grupos subversivos
PROCUP y EPR, madres de todas las guerrillas
Actualmente son nuevamente cercanos al EPR y se encuentran en activo en Guerrero y Oaxaca.
Milenio/Diario
Con un origen común en el Partido Revolucionario Obrero Campesino Unión del Pueblo (PROCUP) y el Ejército Popular Revolucionario (EPR), los diversos grupos guerrilleros que actualmente operan han seguido caminos diferentes e incluso se han confrontado, lo que ha dado como resultado dos ejes o coordinaciones principales.
De acuerdo con Jorge Lofredo, investigador del Centro de Documentación de los Movimientos Armados, el primero de estos ejes estaría formado en torno de Tendencia Democrática Revolucionaria (TDR), el cual “está coordinando” con el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI) y el Movimiento Revolucionario Lucio Cabañas Barrientos (MRLCB).
En este eje se hallarían también los grupos que firmaron junto con la TDR el comunicado que reivindica las explosiones: la Organización Insurgente Primero de Mayo (OI-1º M), Brigada de Ajusticiamiento-2 de Diciembre (BA-2D) y Brigadas Populares de Liberación (BPL), que salió a la luz recientemente.
El segundo bloque está compuesto por el Ejército Popular Revolucionario (EPR), las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo (FARP) y el CCRP-CJ28J –una escisión del ERPI. En este eje también se encontrarían la Organización Revolucionaria 2 de Diciembre-Nueva Brigada Campesina de Ajusticiamiento (OR2D-NBCA), escisión de la TDR.
Historia
El 23 de septiembre de 1965 un grupo armado –formado por maestros, campesinos y estudiantes– atacó el cuartel militar de Ciudad Madera, Chihuahua. Ahí comenzó una historia ininterrumpida de movimientos guerrilleros en México.
Las Fuerzas de Liberación Nacional constituyeron el antecedente del EZLN, que posteriormente abdicó de la vía armada. Por su parte, el PROCUP-PDLP derivó en el EPR y los grupos que posteriormente se escindieron.
La diáspora eperrista comenzó en 1997. El primer grupo que se deslindó fue el ERPI, liderados por el comandante Antonio y la comandanta Aurora. La ruptura no fue pacífica. Incluso se conoció que Aurora y Antonio fueron amenazados de muerte por líderes del EPR.
Pero con la captura de sus líderes en 2002, el ERPI ha quedado inmovilizado. Ya en la cárcel, Aurora y Antonio abdicaron de la lucha armada y ahora son adherentes de la otra campaña.
En 1999 ocurrió la segunda gran escisión del EPR, con la formación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo. Sin embargo, después de haber reivindicado el estallamiento de petardos en dos sucursales de Banamex, en 2001, dejaron de ser visibles por mucho tiempo. Actualmente sus comunicados más importantes son firmados por el combatiente Tomás. Es incluso a través de uno de sus textos que se conoce la manera en que una infiltrada delató a los líderes del ERPI.
Actualmente son nuevamente cercanos al EPR y se encuentran en activo en Guerrero y Oaxaca. Ese año también se separó el Ejército Villista Revolucionario del Pueblo, comandado por el comandante Roldan.
En 1999 y 2000 la TDR se separa del EPR. Sus líderes son los comandantes José Arturo y Vicente. Las diferencias entre el EPR y la TDR han sido cada vez mayores. Las FARP, cercanas al EPR, han atacado de manera frontal a la TDR y lo ha acusado de ser un “grupo paramilitar”.
En el texto A 40 años del 23 de septiembre. El estado de las cosas, Lofredo afirma que “el actual PROCUP-EPR (…) comenzó a desangrarse desde 1998 y todavía no se encuentran razones concluyentes para considerar que el proceso de rupturas internas hayan culminado”.
Junto a la diáspora eperrista, “que supone la existencia de no menos de seis agrupaciones armadas, otras han anunciado su existencia y su decisión de combatir por las armas al gobierno y Ejército mexicanos y que alcanza, según la referencia, a diez estados de la República”.
Sin embargo, la administración federal ha afirmado que se trata de un solo grupo, y que el hecho de que existan tantas agrupaciones guerrilleras es una “estrategia” del PROCUP-EPR como expresión propia.