“¡Que vengan por mi, aquí los espero!”, dijo Gustavo después de que varias personas le advirtieron que lo andaban buscando unos sujetos y que decían que lo querían matar. Él es o era ayudante del dueño de la tienda, en la que dicen era frecuente ver a varios muchachos de muy mal aspecto en el exterior.
De esa manera los delincuentes acudieron a la tienda, seguramente avisados y enterados del recado de Gustavo Díaz de la Torre, de 25 años y dispararon contra todos los presentes en el negocio. Para su mala suerte, dos niñas, dos hermanitas de 8 y 12 años de edad, llegaron en el momento menos oportuno. Las balas de los atacantes les dieron en su pequeños cuerpos. Ahí murieron
Todo sucedió ayer, al filo de las 14.00 horas, frente a la tienda de abarrotes ubicada sobre la calle de Fresno, casi a su cruce con la calle de Encino; las menores que ni siquiera vivían en la zona, llegaban a dicho negocio cuando llegaron tres individuos, pistolas en mano y arremetieron a tiros contra los clientes. Iban sobre Gustavo y aunque lograron asentarle varios tiros en piernas, brazos y abdomen, éste parece está a salvo en un hospital donde se le atiende. Su hermano, Francisco Javier, también resultó herido. Ambos son conocidos por su dedicación a la venta de drogas al menudeo.
Otra mujer cayó en crisis nerviosa, ya que su hija, de apenas 12 años de edad, había salido de su casa, precisamente a hacer unas compras. Por segundos salvó su vida. Cuando llegaba a la tienda en cuestión, ya le fue impedido el paso, porque la tragedia acababa de terminar. Los agresores habían huido y tras de sí dejado una estela de sangre y dolor.
Las muestras de solidaridad no se hicieron esperar, los gobiernos municipal de Guadalajara y estatal, hicieron llegar sus condolencias a la familia de las dos pequeñas; ofrecieron su apoyo; cargar con los gastos funerarios y procurar ayuda en el futuro, pero por evitar la violencia no han hecho nada, como tampoco lo hacen en el resto de los municipios conurbados, Tlajomulco, Tlaquepaque, Tonalá, El Salto; los muertos siguen apareciendo y las cifras se incrementan.
Las autoridades en Jalisco encontraron consuelo en las cifras dadas a conocer hoy a nivel federal, en las que destaca que de los más 15 mil 200 asesinatos cometidos en nombre del crimen organizado, el 50% se cometieron en el norte del país; en Jalisco fueron los menos, pero no se han dado cuenta o no quieren darse cuenta de que en este principio de año van 38 personas asesinadas en tan sólo 12 días del 2011. La gente no quiere ya salir a las calles por temor a sufrir algún atentado.
Niños, niñas, se despiertan en las noches sobresaltados porque escuchan entre sueños disparos, estruendos, sirenas de patrullas o ambulancias y lloran porque creen que la violencia va contra ellos o sus familiares. Por las mañanas los noticiarios en la televisión local, llámese TV Azteca o Televisa, no hacen sino alentar esa ola sangrienta con sus noticiarios llenos de nota roja; más del 50 por ciento del tiempo es dedicado a dar cuenta de los sangrientos hechos de la madrugada y las horas que le antecedieron.
Jalisco está sumido en un clima violento y parecen regresar los tiempos de los 70 u 80’s, aquellos en que surgieron los grandes capos de la droga y la delincuencia organizada, que había hecho de Guadalajara y Zapopan sus sedes criminales. Ya hablemos del Chapo Guzmán, vigente en la actualidad; de Caro Quintero, de Don Neto, de los hermanos Valencia, de Félix Gallardo, de los Echeverría Zuno o de los Álvarez del Castillo, de las grandes colusiones entre los directivos de las corporaciones policiales y los grandes capos de la droga. Esos tiempos parecen estar de regreso, sólo que ahora las cosas son más sangrientas y sin miramientos.
Ya no hay respeto a los códigos no escritos entre los propios delincuentes, cuando eran intocables los niños y las mujeres. Ya a diario vemos como caen féminas en las calles víctimas de la delincuencia; cómo los menores son arrastrados como resultado de los que el presidente Felipe Calderón, llama “daños colaterales”, ya ni siquiera, como dicen en mi pueblo, respetan a su madre.
Urge, como dicen los caricaturistas, los moneros de los grandes diarios, poner un ya basta, acabar con tanta sangre en las calles de México. De nada sirven esos “Diálogos por la Seguridad” si entre los protagonistas de los mismos se encuentra uno con hombres coludidos con la delincuencia en este país y que se dicen la autoridad encargada de proteger a los mexicanos, como el titular de la Secretaría de Seguridad Pública, Genaro García Luna y su equipo más cercano de colaboradores. Su nombre aparece, de igual forma, en todo lo que tenga que ver con las grades redes de delincuentes, se hable de tráfico aéreo, de secuestro, de tráfico de armas, de tráfico de drogas o de conflictos con indocumentados venidos de Centroamérica, En todos lados aparece su nombre o la corporación que él dirige.
¡Ya basta! es el grito de los mexicanos; es el grito de los jaliscienses; es el grito de los tapatíos. Pongamos un alto a tanta sangre y hagamos algo por el rescate de las futuras generaciones, que cada vez se ven más involucradas con la delincuencia organizada por falta de oportunidades. Esas dos niñas de la colonia El Fresno, Betzabe Sarahi y Evelyn Yosafab García Hernández, no debieron morir y menos en estas circunstancias. Pero las armas pululan por todas las calles de las colonias de la ZMG, de los municipios, del estado. Hasta tiradas en la calle, como vil basura, ya se encuentran y la pregunta es ¿dónde están las autoridades?
2 thoughts on “¡Que vengan por mi; aquí los espero!”