Quien regó el virus de Hepatitis en Puente Grande, estuvo en el H. Civil

No cabe duda que cuando de alarmar a la gente sin sustento, o con toda la mala intención, se trata, lo logran a través de los medios de comunicación en forma sensacional. Dicen que “un intruso ingresó a la cárcel de manera sospechosa y contagió con el virus de la hepatitis C a más de la mitad de los internos del Reclusorio federal de Puente Grande. Nadie se explica cómo había ingresado ni cómo había contagiado a la mayoría de la población”.

Eso dicen los medios locales, sin dar una fuente confiable que haya dado a conocer la información. Sólo dicen que “Iniciaron las investigaciones. Se revisaron los expedientes. Casi todos los internos ingresaron sanos. Ni rastro de la enfermedad. Comenzaron los interrogatorios. Se pensó que la transmisión había sido por contacto sexual. Pero se descartó por la gran cantidad de infectados”. La información es la misma en los distintos medios escritos o digitales. Le echan la culpa a un cortaúñas que todos los presos se prestaron, dicen.

Nada más inverosímil y presto a la burla. La Secretaría de Seguridad Pública del estado ha callado al respecto. Ellos deberían oficializar la pandemia, porque así como lo dicen en unas horas o unos días el total de los presos estarían contagiados de una enfermedad que no es grave, pero sí de preocupar, porque puede salir del mismo penal y contagiar a la sociedad en pleno.

Un interno en Hospital Civil con Hepatitis

Pero déjenme les cuento porque dudo de todo lo que se dice y del fondo que esto puede tener, precisamente en momentos en que el tema de la Seguridad hace mella en los gobiernos federal, estatal y municipal.

Hace un par de semanas estuve internado en el Hospital Civil Viejo de Guadalajara. Estuve en el piso 6 de la torre de especialidades. A unos metros de mi cama, en otro de los pabellones, estuvo un interno de Puente Grande, por supuesto nunca supe de quien se trataba, pero por estar frente a los baños de hombres, era obvio que los policías estaban a la vista de todos. Tres, por lo menos en la puerta de dicha sala –con tres camas al interior- En Momentos se alejaban al fondo y trataban de ocultarse, pero eso uniformes negros, con armas R-15 en sus manos, siempre atentos a los movimientos del resto de la gente o del personal mismo del nosocomio, no podían pasarse desapercibidos.

Ya saben, el preguntón. Interrogó a quien se dejó sobre la identidad del custodiado. Su nombre nunca me lo dijeron, pero sí me confirmaron que se trata de un reo reincidente en el Hospital. “Es la quinta ocasión que lo traen. Él no acepta el tratamiento. Dijeron que ya no lo iban a aceptar aquí. A ver qué dicen", ahora.”

Pero mi duda permaneció y ¿de qué está enfermo?. De Hepatitis. Pero no acepta el tratamiento”, fue la respuesta concluyente. Dos días después, desapareció del Hospital, tal cual había llegado. En medio de un sigilo absoluto.

¿Será que el cortaúñas pertenece a este interno, que está perfectamente identificado por sus visitas al Civil de Guadalajara y que nadie se atreve a llamar por su nombre?.

¿Por qué a sabiendas de que no aceptaba el tratamiento, insistieron en regresarlo al Penal enfermo?

Y ¿Por qué ahora se habla de una epidemia al interior del Penal de Puente Grande, cuando se sabe con certeza donde puede estar el origen del “contagio”, si es que éste existe en realidad.

Muchas Preguntas sin respuesta, que la autoridad estará obligada a responder.