Los pasajeros de las líneas uno y tres del Sistema de Transporte Colectivo Metro de la Ciudad de México vivieron de 15 a 20 minutos de pánico la tarde de este viernes, cuando un sujeto, identificado como Luis Felipe Hernández Castillo, de 38 años de edad, comenzó a disparar contra un elemento de la Policía Bancaria, que trató de impedir que este individuo siguiera pintarrajenado el interior de los pasillos en la estación Balderas.
Eran alrededor de las 17 horas con 14 minutos, cuando las puertas del metro de la línea tres, con dirección hacia Indios Verdes –norte de la ciudad de México- se abrieron en la estación Balderas, intersección con la Línea Uno. Entre la gente que esperaba para subir comenzó el forcejeo entre el atacante y el policía bancario, la gente corrió; algunos entraron la vagón, otros salieron de la estación apresuradamente.
Hernández Castillo logró incorporarse y comenzó a disparar contra el uniformado, a quien logró darle por la espalda, cuando éste intentó correr; cayó en el piso muerto.
Momentos después desde el vagón del metro, un hombre salió y se abalanzó contra el homicida para intentar desarmarlo; no lo logró y a cambio recibió varios tiros del arma .38 especial que portaba el exaltado sujeto. En varias ocasiones se levantó en su intento por controlarlo, pero de los varios disparos cayó muerto en el pasillo.
Este hombre, que después se supo se llamaba Esteban Cervantes Barrera, de 58 años, era trabajador de la construcción en Chalco, Estado de México, tenía cinco hijos, que ahora serán “adoptados” por el gobierno del Distrito Federal, según informó el jefe del mismo, Marcelo Ebrad Casaubón.
Nueve minutos después, una vez que el atacante subió a uno de los vagones, tomó una mochila del suelo, abasteció su arma y realizó varios disparos sin dar en objetivo alguno –el pasillo estaba vació- un policía judicial se acercó por uno de los pasillos, tomó aire, apuntó su arma y corrió en dirección de Luis Felipe; varios de sus compañeros lo siguieron y lograron someter al homicida.
Entre varios de ellos lo tomaron de donde pudieron, despojaron del arma, los esposaron y prácticamente en vilo lo llevaron hacia el exterior de la estación del Metro. Evidente era el sangrado que había provocado un disparo que le dio al atacante en uno de los hombros. No tuvo consecuencias. Fue atendido en el hospital Rubén Leñero y dado de alta. Posteriormente fue conducido a la Agencia 50 del Ministerio Público, ubicada en el edificio principal de la Procuraduría General de la República, donde rinde su declaración preparatoria y en la que que ha dicho que no se arrepiente de nada de lo que hizo y que sabía perfectamente lo que hacía.
Los exámenes toxicológicos y de alcoholemia practicados a Hernández Castillo, arrojaron que no estaba bajo el el influjo de ninguna droga ni había injerido alcohol, por lo que su estado de conciencia era absoluto al momento del ataque.
Según el Procurador Miguel Ángel Mancera todo inició porque este sujeto grafitiaba en el interior de los pasillos del STC Metro.
Una vez terminada la diligencia en el edificio del Bunker de la PGJDF, Hernández Castillo será consignado por Homicidio Calificado, por la muerte del policía y del héroe civil que di su vida a cambio de salvar las de otros pasajeros del Metro, a quienes seguramente no conocía y mucho menos se lo agradecerán.
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