Alerta Periodística / El Universal.-
Después de que el informe de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal pusiera en jaque al gobierno capitalino y lo llevara a la remoción de dos sus principales figuras, el Secretario de Seguridad Pública y el Procurador General de Justicia, Joel Ortega y Rodolfo Félix, respectivamente, el titular de la Comisión Nacional, José Luis Soberanes, demandó retirar al ejército de funciones de Seguridad Pública y castigar los excesos de algunos de sus miembros en los operativo.
El ombudsman nacional exigió a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) que castigue con rigor las violaciones a los derechos humanos cometidas por militares y capacite a su personal para evitar que los abusos se repitan.
José Luis Soberanes dijo que el gobierno federal debe establecer una fecha para el retiro paulatino del Ejército en funciones de seguridad pública y al mismo tiempo capacitar a las corporaciones policíacas para enfrentar de manera efectiva al crimen organizado.
Indicó que mientras eso sucede, el Ejército sólo debe actuar en subordinación de las autoridades civiles y no debe combatir el crimen cometiendo atropellos.
Conforme lo que anticipó EL UNIVERSAL en su edición impresa, al emitir ocho recomendaciones a esta dependencia por graves violaciones a los derechos humanos cometidas en Sonora, Sinaloa, Michoacán y Tamaulipas, el organismo alertó que los actos de tortura e incomunicación que cometen miembros del Ejército en instalaciones militares al detener a personas en presunto delito flagrante son una práctica reiterada.
\”No corresponde al Ejército la labor de investigación de los delitos, ni la implementación de estrategias de prevención del mismo ni el resguardo o retención de personas ni mucho menos la aplicación de sanciones, sino que su participación en dichas tareas debe realizarse únicamente en auxilio y de forma subordinada a las autoridades civiles\”, manifestó el presidente de la CNDH.
También advirtió sobre la práctica recurrente por parte de los militares de \”equivocarse y disparar\” contra vehículos que les parecen sospechosos y cuyos ocupantes, de manera demostrable, han muerto sin que agredieran a los soldados o portaran arma alguna.