Sergio Villarreal, huésped del Penal de Puente Grande

Después de cuatro días de que venciera su arraigo, la Procuraduría General de la República (PGR) encarceló a Sergio Villarreal Barragán, \”El Grande\”, operador de los Beltrán Leyva, en el Penal Federal de Occidente, en Jalisco, aquel recordado por la fuga de Joaquín “el Chapo” Guzmán el 20 de enero de 2001, cuando comenzaba el gobierno del presidente Vicente Fox.

De acuerdo con funcionarios de la PGR, el presunto narcotraficante, a quien la misma PGR ha acogido como “testigo colaborador”, fue trasladado esta mañana desde el Centro de Mando de la Policía Federal en Iztapalapa –donde permaneció arraigado, pese a evidenciar una violación legal- al aeropuerto capitalino, y de ahí fue llevado al centro penitenciario.

Las fuentes consultadas –por reporteros del diario Reforma- no precisaron si su internamiento corresponde a una nueva orden de aprehensión librada en las últimas horas, no obstante, contra el duranguense existía una orden de aprehensión librada el 13 de mayo de 2007 por delitos contra la salud, delincuencia organizada, cohecho y homicidio calificado.

Este último cargo se le imputó por haber ejecutado a 15 personas en la comarca lagunera, entre ellas al presidente del comité estatal del PRD, Jaime Meraz Martínez, además de un agente del Ministerio Público Federal.

Desde ayer, incluso se conoce que la reclusión de Sergio Villarreal responde más a una medida preventiva ante posibles ataques que pudiera recibir después de que ha revelado a las autoridades información que ponen en riesgo a otros miembros del crimen organizado, incluso a funcionarios del gobierno federal que podrían estar coludidos con las acciones delincuenciales, de narcotráfico y secuestro orquestado por la organización a que él mismo pertenece.

\”El Grande\” fue detenido el pasado 12 de septiembre en Puebla, durante un operativo de la Armada de México; tres días después fue arraigado en el Centro de Mando de la Policía Federal en Iztapalapa, lo que se considera como una irregularidad legal, ya que para ello se han creado casas de seguridad que la misma PGR resguarda y que se conocen como Centro Nacional de Arraigo. No obstante eso, su retención se amplió por 80 días, plazo que concluyó el pasado sábado, sin que haya ejercitado acción legal contra el capo, como lo marca la Ley.

Desde entonces, la PGR debió haber consignado e internado en un penal al operador de los Beltrán Leyva; sin embargo, en un hecho del que no existe antecedente alguno, la SIEDO retuvo durante otros cuatro días al sospechoso sin que se conozca la existencia de una nueva orden de arraigo y sin que le cumplimentara otra orden de aprehensión que ya existía desde hace tres años.

El pasado 23 de septiembre, la SIEDO decidió otorgarle los beneficios de “testigo colaborador” a este presunto criminal y desde entonces ha rendido testimonios para regresar a la cárcel a funcionarios, que habían sido absueltos por falta de elementos, por acusaciones de protección al narcotráfico promovidas por la propia Subprocuraduría.

Algunos de estos casos son los de el ex Secretario de Seguridad Pública de Morelos, Luis Ángel Cabeza de Vaca, y el ex agente de la coordinación técnica de la SIEDO, Jorge Alberto Zavala Segovia, ambos exonerados en sus procesos, pero que fueron detenidos y encarcelados nuevamente por los dichos de \”El Grande\”.

Desde el fin de semana, funcionarios de la PGR dijeron que la tardanza por la consignación de \”El Grande\” respondía al hecho de que buscaban un lugar con mayores garantías para la seguridad del inculpado por estimarse que su integridad corre riesgo, debido a la revelación de que colabora con las autoridades, pero no hubo un sostén legal para sus argumentos.

La semana pasada, incluso, Televisa difundió un video de una declaración ministerial, que aparentemente no consta en ningún proceso judicial y que sólo forma parte de una averiguación previa en sigilo, en la que Villarreal realiza imputaciones a un reportero de la revista Proceso, lo cual fue calificado como una inducción del gobierno federal en contubernio con el consorcio televisivo, para tratar de desprestigiar al semanario más importante de México, tras los ataques que con declaraciones del mismo Sergio Villarreal hizo la revista al gobierno de Felipe Calderón.

(Con información de grupo Reforma)