Yo no creo que el titular de la Secretaría de Seguridad Pública federal, Genaro García Luna y sus secuaces aún duden que que el enemigo se encuentra en las mismas filas de la dependencia o de la Policía Federal Preventiva, para ser más concretos, después de las grandes coincidencias que se dan entre las ejecuciones de Edgar Millán y ahora de Igor Labastida.
Ambos fueron acribillados por presuntos pistoleros profesionales en barrios de clase social que bien podrían ubicarse en baja; a ambos les relajaron la vigilancia sus escoltas en el momento de la ejecución y a ambos los sorprendieron dentro de locales de familiares, lo que ha llevado a las autoridades a sospechar que fueron traicionados desde el interior de la PFP, porque conocían de la agenda de los ex funcionarios, ahora victimados.
Como recordaremos, Edgar Millán fue asesinado en el domicilio de sus padres en la colonia Guerrero, un lugar caracterizado por delincuentes de baja monta. Sus escoltas lo habrías dejado en la puerta del lugar y habrían permanecido en el exterior, mientras su jefe perdía la vida.
Horas después perionotas se enteraría que ya había sido amenazado con anterioridad y que incluso le había disparado a su oficina en el edificio de la PFP en Periférico desde una construcción que se ubica enfrente. Los vidrios se blindaron para evitar que le pasara algo; en diversas ocasiones las instalaciones policíacas fueron rociadas con bala de cuernos de chivo por automotores en marcha desde la misma avenida. De eso no se dijo nada.
En aquellas fechas decíamos en este mismo espacio:
Ahora me entero que ya había habido un atentado contra el mismo Edgar Eusebio Millán Gómez meses antes; un hecho que no trascendió, pero que dentro de la corporación se conoce bien y más entre quienes trabajan en el edificio de Periférico: desde la acera de enfrente un francotirador disparó contra el extinto jefe policíaco, hacia su oficina que daba precisamente a esa importante arteria, pero el blindaje de los vidrios impidió que la bala penetrara e hiriera al comandante. (autocensura, 9 de mayo)
Hay que revisar las estructuras de la propia corporación, porque después de los hechos de los últimos quince días, es evidente que “el enemigo está en casa”.
Ahora las cosas no son diferentes y pese a que el Procurador General de la República nos viene a decir que no hay relación entre uno y otro asesinato, la verdad es que habría que ser más cautos y aplicarse a las investigaciones a fondo.
De acuerdo con información publicada por El Universal este sábado, la misma PGR, tiene como una de las líneas de investigación en torno a la ejecución del jefe policíaco federal Igor Labastida Calderón, sus posibles nexos con el narcotráfico, pero además reveló que se indaga una traición interna en la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal, que habría facilitado el jueves pasado la ejecución del mando adscrito a la coordinación de Seguridad Regional, donde realizaba tareas contra el contrabando y la piratería.
Labastida era uno de los mandos policíacos a quienes se reforzó la seguridad tras el asesinato de Edgar Millán, el pasado 8 de mayo, una medida que no lo salvó de la muerte el jueves, precisamente el primer día en mucho tiempo en que se relajó la vigilancia en torno al comandante.
Se presume que el sicario que sorprendió a Labastida Calderón, fue alertado de que sólo lo acompañaban tres de sus cuatro escoltas, y esta vez compartirían los alimentos con él, en lugar de vigilar el acceso, y que esa información provino de alguien dentro de la dependencia.
Además, las autoridades indicaron que en este caso se siguió un patrón similar a la ejecución de Édgar Millán Gómez, aunque para la PGR no hay indicios de que los crímenes se relacionen.
El comandante, al igual que la suboficial herida en el atentado Heady Yesel Cruz Osorio, había ingresado a la Policía Federal por designación directa, sin exámenes de control de confianza.
Y como lo publicamos ayer mismo, Igor Labastida ya había sido amenazado en ocasiones anteriores e incluso fue herido de bala en 2003, cuando sufrió un atentado contra su vida en Cuautitlán Izcalli, y era Director de Asuntos Especiales de la AFI, un sábado por la madrugada , en momentos en que se dirigía a su casa.
Coincidencias o no, la verdad es que habrá que intensificar los controles de confianza hacia el interior de la corporación, donde parece que García Luna no ha urgado bien y sus mismos elementos le ponen piedras en el camino cada día que pasa de esta guerra que sus superiores dicen ir ganando a la Delincuencia organizada, pero cada día arroja más cadáveres a las calles de las diferentes ciudades del país.
Esta situacion es comun en todas partes lamentablemente.
En ZACATECAS La Gobernadora y su equipo tambien es complice. Informan en discursos que en zacatecas la delincuqncia esta controlada.
ESO muy cierto, CONTROLADA. porque ellos dan luz verde y proteccion a los delincuentes. Obvio, las personas afectadas por los secuestros optan por no denunciar, por la complicidad de los autoridades y las amenazas.
Ahorita mismo, mientras las autoridades dicen otro discurso,…..cuantas personas estan siendo afectadas por un secuestro, lo peor, sin esperanza y sin ayuda, al contrario, el gobierno y la policia de enemigos.
en tlaltenango, chalchihuites, fresnillo, jerez, villa de cos, sombrerete, tepechitlan, bueno cualquier lugar remoto del estado, esta preso de esta plaga protegida por los gobiernos solapadores y vendidos,
Gobernadores sin valores ni eticos ni humanos.
AMALIA (entre otros)valio madre!
donde perderia sus ideales de juventud….
ay amalia te vendiste al mal….TAMALIA