Por Pedro Arriarte
Hace un par de meses me entreviste con policías federales sobre un reporte que tenia que llevar para la escuela de periodismo; los elegí a ellos por lo sonado que se han vuelto en estos últimos tiempos de violencia excesiva que hay en este nuestro país México.
No quise saber sobre sus historias, sus hazañas o sus enfrentamientos; les pregunté sobre sus familias. El semblante de más de uno cambio de tono, y uno de ellos me dijo:
Mi familia es mi esperanza de volver con vida de esta guerra. Día a día nos levantamos con la ilusión de terminar la jornada con resultados positivos, para tener que platicar algún día a nuestros nietos. Sufrimos cuando nuestra madre, esposa o hijos, nos piden que volvamos con ellos.
10 días hábiles, dos veces al año, no son suficiente para gozar de una familia que se le parte el alma cuando tenemos que volver. Yo en especial perdí a mi padre en esta lucha; no alcancé a despedirme de él en vida; hoy es mi ángel y sólo te digo que mi familia significa más que una guerra sin tregua.
Con estas palabras me despido. Les pido, que la próxima vez, sepan que en nuestro ejército y en nuestra policía federal, hay seres humanos.
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