Vivía angustiada en Ciudad Juárez como policía; se fue a EU y ahora trabaja en la Border Patrol

Alerta Periodística / AP.-

Las amenazas de muerte eran algo rutinario para Blanca Angélica Parra cuando trabajaba como agente de la policía de Ciudad Juárez, en México.

\”En Juárez, si tu arrestas a alguien te amenazan, te dicen que van a matarte a ti y a tu familia\”, declaró Parra al recordar su vida del otro lado del río Bravo.

Parra pensaba que la violencia entre los carteles de la droga y la policía aumentaría y eso la impulsó a abandonar su trabajo y cruzar la frontera en 1995 con su hija de tres años, para radicarse en los Estados Unidos.

Tenía razón. En los 13 años que han pasado ha habido una escalada de violencia y la policía es blanco frecuente de ataques de los traficantes. Parra sigue aportando su granito de arena en esa batalla, ahora como agente de la Patrulla de Fronteras estadounidense.

\”Siempre quise trabajar con las fuerzas del orden público\”, declaró. \”Cuando vine aquí, me dije: \’Algún día serás agente de la Patrulla de Fronteras\”\’.

La violencia se ha cobrado la vida de numerosos policías en Ciudad Juárez, donde hace poco mataron al subjefe de esa fuerza, acribillándolo frente a su casa.

\”Me alegro de estar aquí, con la Patrulla de Fronteras\”, comentó Parra.

A la mexicana no le fue fácil llegar adonde está.

Pasó los primeros años trabajando en una gasolinera de El Paso, donde comenzó como cajera, progresó y llegó a ser administradora. Aprendió inglés y estudió educación, por si no lograba su objetivo de entrar en la Patrulla de Fronteras.

En el año 2000 adquirió la ciudadanía estadounidense.

\”Ese mismo día me conecté a la internet y solicité ser admitida en la Patrulla de Fronteras\”, expresó.

Su experiencia en esa agencia no empezó del todo bien. Su condición de ex agente de la policía de Ciudad Juárez, con fama de corrupta, hizo que la averiguación de antecedentes tomase seis meses.

Pero Parra fue finalmente admitida y ya lleva cinco años en la fuerza, es instructora en el manejo de armas y trabaja en la capacitación de agentes en las oficinas de Fort Hancock, al este de El Paso.

\”Uno no llega a ser instructor si no tiene muy buenas calificaciones\”, comentó el supervisor Robert Arnold.

Arnold indicó que la experiencia de Parra con la policía mexicana es muy valiosa.

Parra no se arrepiente de haber venido a Estados Unidos, sobre todo por su hija, quien hoy tiene 19 años.

\”Era un ambiente muy seguro para ella aquí\”, señaló. \”Fue una de las razones por las que me vine\”.

Arnold dijo que Parra encajó muy bien en la Patrulla de Fronteras desde el primer momento.

\”Se adaptó rápidamente. Se manejó bien. Es muy respetada\”, manifestó.

Algunos colegas sintieron ciertas aprensiones inicialmente por su acento y por el hecho de que venía de Ciudad Juárez.

Pero Robert Gallardo, subjefe de la oficina de Fort Hancock, dijo que Parra pronto despejó todas las dudas.

\”Tiene mucha iniciativa, mucha motivación\”, expresó. \”Es una agente excelente\”.

Los indocumentados son un tema especial para Parra, quien dice que sufre un poco al arrestar a ciudadanos mexicanos que vienen en busca del mismo sueño que ella, pero que no lo piensa dos veces.

\”Cumplo con mi trabajo. Cuesta verlos regresar si no tienen antecedentes penales ni son malas personas. Pero no me siento culpable, aunque sí me da tristeza\”, dijo Parra, cuyas dos hijas, dos hermanas y cuatro hermanos son ciudadanos estadounidenses.

Lo que no le causa pesar es arrestar a narcotraficantes cuando patrulla el desierto.

\”Me encanta cuando los arresto y confisco sus drogas\”, indicó.

Durante años, los amigos y colegas de Parra no tomaron en serio sus planes de ser agente de la Patrulla de Fronteras. Le decían que no era un trabajo para mujeres, y menos para inmigrantes.

Pero los silenció a todos. Y su hija mayor está estudiando justicia penal en la universidad, decidida a seguir sus pasos.

\”Ansiaba ser agente de la Patrulla de Fronteras. Soy muy feliz de haberlo logrado\”, dijo Parra.

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