Alerta Periodística

México, secuestrado por la inseguridad

Y san Judas Tadeo, ni las manos metió

Ollas pozoleras, tostadas charras, platos de barro y hasta las flautas rellenas con pollo fueron utilizadas como armas de defensa en medio de un zafarrancho donde participaron decenas de policías capitalinos, comerciantes de comida ubicados en las cercanías del Metro Hidalgo y reporteros de distintos medios de comunicación, hechos que sucedieron la madrugada de este miércoles.

El resultado: tres personas detenidas, más de cinco policías heridos por golpes, un reportero gráfico con lesiones en el brazo izquierdo, dos patrullas dañadas y un puesto de comida destruido.

El enfrentamiento se originó, luego que patrulleros preventivos marcaron el alto a los tripulantes de un automóvil Golf color rojo por detonar supuestamente una pistola de fuego al aire, lo que derivó a una persecución desde el Eje Central Lázaro Cárdenas hasta el cruce de avenidas Puente de Alvarado y Paseo de la Reforma, frente al templo de san Hipólito, donde se venera la imagen de San Judas Tadeo y, aunque parezca increíble, la del narcotraficante Malverde.

Los tres ocupantes sospechosos contrarios a identificarse, manotearon con los uniformados hasta llegar a los golpes, por lo que decenas de elementos de distintos sectores acudieron en apoyo.

Los puñetazos y los puntapiés sobraron, hasta que los policías arrestaron de los tres agresores, quienes fueron apoyados por ambulantes al refugiarse en uno de los puestos de comida donde expenden comida típica mexicana.

Sin embargo, entre el arresto comerciantes ambulantes dañaron dos patrullas con los platos de barro en los cristales, golpearon a policías en la cabeza con las charolas de metal utilizadas para trasladar la comida y las botellas de vidrio fueron lanzadas como proyectiles de acera a acera.

Pablo, hombre robusto y conductor del vehículo Golf al ver que no podía escapar de la trifulca prefirió esconderse bajo la mesa entre tostadas charras y la tinga de pollo, pero la policía desbarató el puesto hasta dejarlo hecho pedazos.

Al término del arresto, la policía arremetió contra reporteros con golpes y patadas con el pretexto de no dejarlos hacer su labor de salvaguardar a la ciudadanía, por lo que un segundo zafarrancho se desató.

Antonio Santillán, reportero gráfico del periódico El Sol de México, resultó con lesiones de consideración en el brazo izquierdo y fue atendido por paramédicos del ERUM.

Al finalizar la pelea la policía se retiró con los tres agresores turnados a la delegación del Ministerio Público, así como dos vehículo al corralón.

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